Reseña de La Ciudad de las Bestias

Por: Diana Marcela Guatibonza Melgarejo

La ciudad de las Bestias es la primera novela de una trilogía, llamada Las memorias del Águila y del Jaguar, escrita por Isabel Allende. Esta trilogía (2002-2004) es la primera publicación que la autora realizó para adolescentes desde que inició su carrera como escritora en el año 1982. Además, cabe destacar que, antes del año 2000, el primer acercamiento que Allende tuvo con relación a la escritura para público infantil y adolescente fue cuando fungió como directora de la revista Mampato (1973-1974) en Chile.

Al finalizar la lectura de La ciudad de las Bestias, una de las preguntas que me quedó rondando en la cabeza fue: ¿qué es realidad y qué es fantasía? A simple vista, la pregunta no tiene gran ciencia, pero en esta novela los límites se desdibujan. Al iniciar La ciudad, la realidad, ese mundo que a nuestros ojos está dentro de los límites que conocemos, está claramente definida. Sin embargo, a medida que avanzamos en la narración, la fantasía, ese otro mundo que va más allá de lo que podemos considerar como real, se entremezcla con la realidad hasta el punto de que las experiencias vividas por los personajes principales se difuminan entre la una y la otra. Así nos lo dice el narrador: “la realidad perdió sus formas conocidas” (185).

Ahora, adentrémonos en la novela. En principio, la autora nos presenta a una familia que vive en la costa de California en los Estados Unidos: un padre médico, una madre pintora que está enferma de cáncer, dos niñas y un joven, todos ellos estudiantes de colegio. Hasta ahí, todo se desarrolla en los límites de lo que podríamos denominar realidad. Pero luego, la historia, o más bien la realidad, se empieza a desdibujar cuando el joven Alexander, protagonista de esta novela, debe emprender un viaje a las entrañas del Amazonas junto a su abuela. Allí, en medio de la naturaleza exótica y exuberante, el muchacho se adentra en un mundo desconocido que solo ha visto a través de los libros escolares. Su vida se transforma completamente. El día a día de aquel lugar le demanda dormir en sitios incómodos, aguantar diferentes climas, alimentarse con comida que jamás había visto y estar alerta 24/7. Al principio, esta situación, como es de suponerse, no le agrada mucho que digamos. Sin embargo, unos cuantos capítulos después, las circunstancias, que oscilan entre la realidad y la fantasía, en las que se desenvuelve nuestro personaje, y otros tantos más, lo van cambiando hasta que al final, en lugar de rechazar ese “nuevo mundo”, lo abraza con todo su ser. Esta es la extraordinaria historia de Alexander Cold o Alex para abreviar o Jaguar, si así lo prefieren ustedes al terminar de leer la novela.

¡Pero no se vayan! Alex no es el único que nos interesa aquí. También, encontramos a Nadia Santos, una hermosa niña nativa, entusiasta, alegre, al inicio, temerosa, pero luego, temeraria. Ella, la única persona que entiende el idioma de los indígenas, y Alex parten, aunque no por voluntad propia, hacia la aventura más importante de sus vidas en el Ojo del Mundo, lugar donde habitan una tribu indígena desconocida y sus dioses: las Bestias. En este pequeño espacio, la realidad y la fantasía se vuelven una sola. Allí es donde Nadia y Alexander padecen las experiencias más extrañas que jamás hayan vivido en sus pocos años de vida. Paisajes inimaginables, animales desconocidos, indígenas que aparecen y desaparecen como la neblina, bebidas que producen alucinaciones, dioses enormes que expelen un olor inmundo; en fin, toda una cultura nueva se convierte en el diario vivir de estos dos jóvenes. Es precisamente el ver, el explorar y el vivir este lugar lo que le permite a Nadia y a Alex encontrarse a sí mismos, transformar la forma en que aprehenden el mundo y cumplir con su destino, esto último con la ayuda del chamán Walimai. Aunque esto no es todo, hay otra cara de la historia que no hemos observado. Veámosla. 

Como ya sabemos, Alex y su abuela Kate (reportera) parten hacia el Amazonas. Lo que ustedes no saben aún es que con ellos va una expedición a realizar un reportaje que espera encontrar una criatura mítica: la Bestia, que ha estado acechando a la población. Ludovic Leblanc (antropólogo), César Santos (guía), Timothy Bruce (fotógrafo), Joel González (fotógrafo), Omayra Torres (médica) y Karakawe (nativo) son algunos de los miembros de esta expedición que, a medida que avanza, se complica cada vez más hasta el punto que… No, mejor dejémoslo ahí. Solo agreguemos que a través de estos personajes, y por supuesto del narrador, el lector podrá reconocer los estereotipos que se tienen sobre los indígenas: son violentos, salvajes y primitivos. Pero también, podrá tener acceso a la contraparte, esa que no solo rebate dichas afirmaciones infundadas sino que además muestra cómo se han visto afectados los indígenas que han tenido contacto con la civilización. 

¡Un momento! Toda historia debe presentar algún conflicto central ¿no? Pues bien, esta historia no es la excepción. Y, como no quiero adelantarles tanto al respecto, solo diré que detrás de esta expedición se encuentran varios personajes, uno de ellos seguro los sorprenderá, que tienen en mente un plan macabro contra los indígenas. Codicia, corrupción, muerte, amor y traición son algunos de los motivos que conducen a estos personajes a llevar a cabo dicho plan. Sin embargo, Alex y Nadia quieren evitar esta tragedia y a hacer del Ojo del Mundo un espacio intocable para el extranjero. ¿Creen que lo lograrán? Los invito a que lo vean por ustedes mismos.

¡Ah! Se me olvidaba. Esperen un instante que tengo algo más que decirles antes de dejarlos ir. Si bien es cierto que hay algunos aspectos de la obra con los cuales no concuerdo del todo como por ejemplo: que hasta la mitad de la novela es cuando se entra al punto central y que la autora se valga de varios clichés para desarrollar la historia, quisiera destacar que La ciudad de las Bestias le apuesta a la recreación de mitos como la existencia de monstruos gigantes, los indios invisibles y la ciudad de El Dorado; crea espacios exóticos que no podemos evitar imaginar; y, sobre todo, pone la mirada y recupera parte de la tradición indígena. Ahora, con todo lo que le he contado hasta este momento, lo dejaré en sus manos, lector: ¿considera usted que vale la pena darle la oportunidad a esta novela?

 

Allende, I. (2002). La Ciudad de las Bestias. Barcelona, España: Penguin Random House.

Sobre Diana Marcela Guatibonza Melgarejo:

Bogotá, 1994. Egresada de la Licenciatura en Español y Filología Clásica y estudiante de Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Me interesa lo relacionado con la historia y la literatura de Colombia, principalmente, lo referente al siglo XIX. Contacto: dmguatibonzam@unal.edu.co


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Tres miradas en torno a Pájaros en la boca de Samanta Schweblin. Parte II

Reseña Cerezas al óleo