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Mostrando las entradas de julio, 2019

Entrevista a Daniel Ángel sobre su novela El último lector de Bukowski

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Por Santiago Gómez Castañeda* Santiago Gómez Castañeda: A su modo de ver y de haber escrito la novela El último lector de Bukowki , ¿sería posible entenderla dentro del género de novela negra, detectivesca o policial? Si es así, ¿por qué? Daniel Ángel: Es posible entenderla dentro del género negro, pues es un libro que ata cabos, sigue pistas, sin embargo, creo que todos los libros buscan el descubrimiento de las rupturas de los universos morales de los personajes, es decir, los libros dan cuenta de cómo se transforman los mundos ordinarios de los personajes a partir de sucesos que se concadenan. Por otro lado, esta novela se aleja también del género negro ya que su personaje principal, Jack, no es un arquetipo de investigador. Quizás este personaje sí indaga y se mueve en mundos, más o menos lóbregos, como los que regularmente se describen en las novelas negras, pero Jack entra en esta vorágine de acontecimientos de manera fortuita, no es un hombre cultivado para dichos

No hablemos más de estas cosas porque se nos corta la alegría

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Por Alejandra Guarín Téllez * En Colombia no puede desvincularse la violencia del ánimo fiestero. Recuerdo, por ejemplo, el puertotejadazo de 1948: conocida la noticia del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, los liberales asesinaron a algunos conservadores notables y usaron sus cabezas como balones de fútbol. También me viene a la memoria el sonido de las chirimías y las gaitas que resonaron en El Salado en febrero del 2000, para ahogar los gritos de las víctimas y amenizar un baile en una tierra empapada de sangre. Los hijos de la fiesta (2016), de Andrés Hoyos, surge a partir de una reflexión sobre esa relación indisoluble. En la novela convergen dos líneas narrativas que abarcan el período comprendido entre el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y los comienzos del llamado Proceso 8000. Se trata, sin duda, de la historia de la generación de Hoyos y de una clase social de la que tal vez no se sienta parte, pero a la que ha debido acercarse por diferentes motivos. Un

Sobre El último lector de Bukowski de Daniel Ángel

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Por Santiago Gómez Castañeda  Tengo la mala costumbre de revolcar las bibliotecas de otras personas esperando encontrar en un autor desconocido algo, para mí, valioso; una obra que responda a esas preguntas íntimas que nos toman como rehenes a las tres de la mañana en las noches de insomnio, una historia que, en últimas, se vuelva imprescindible. Fue así como encontré en la biblioteca de mi padre El último lector de Bukowski . Esta novela me hizo cuestionarme cosas como: ¿Existe acaso un destino? ¿Una razón para estar aquí y ahora, aun cuando nuestra propia existencia parezca producto del azar? ¿Hay algo que soporte la historia de los hombres, nuestra propia historia? ¿Existe alguna relación entre un pasado remoto con sucesos aparentemente inconexos y tú, lector, que deseas encontrar el sentido de la vida en las palabras muertas, aunque eternizadas, en las hojas de los libros? ¿Qué podrían decir sobre ti los muertos? Bukowski, Hesse, Isidore Ducasse, Baudelaire, ¿significan

Las hemorroides de Conrad

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Por José Sarmiento Muñoz Colombia es una obra en cinco actos que alguien trató de escribir en versos clásicos pero que resultó escrita en prosa grosera, representada por actores de ademanes exagerados y pésima dicción… (pág. 37) Joseph Conrad no solo estuvo en Colombia, sino que le robó la historia de vida a un colombiano para escribir una de sus novelas más célebres : Nostromo . Esta es la premisa de Historia secreta de Costaguana , segunda novela del escritor bogotano Juan Gabriel Vásquez. José Altamirano es el hombre que ha sido robado por Conrad. Su relato constituye un acto de venganza y rectificación: él contará la ʻ verdadera ʼ historia, esa que el novelista polaco falseó dejándolo por fuera de su propia vida. Se trata de un relato que abarca más de ochenta años y se entrecruza con los grandes acontecimientos del siglo XIX de ese país esquizofrénico e invariablemente envuelto en alguna guerra fratricida que es Colombia: desde los primeros años de la vida republica

Sobre Transterrados de Consuelo Triviño Anzola

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Por Daniela Bedoya Vanegas “soy emigrante latino, que llora en la lejanía, añoro el pueblo querido que ha dado luz a mi vida” “Yo ya no soy yo, ni mi patria es ya mi patria” Dejarlo todo, irse y dejar de ser, perderse y no encontrarse ni allá ni acá, no pertenecer, ser un extranjero afuera y en la propia tierra, y aún así convertirse en uno más de ese nuevo lugar,   ser un transterrado. Consuelo Triviño Anzola toma de José Gaos el concepto Transterrados para darle nombre a su libro. Dicho por primera vez en boca de Gaos, la palabra transterrado, aunque implica el abandono de la tierra de origen, no es sinónimo de exiliado o refugiado, pues el transterrado es aquel que, a pesar de llevar la tierra consigo, voluntariamente se queda en ese nuevo lugar y finalmente se “empatria”. Como en una exposición fotográfica, y guiada por una voz, veo y escucho cada rostro que Consuelo Triviño expone en Transterrados (2018). Es una galería de retratos la reconstrucción de dist

Amores sin tregua, literatura sin tregua

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Por Vanessa Ordóñez Ubaque*   ¿Cuál es la relación entre la historia y la literatura? ¿Cómo se reconcilian la ficción y la realidad en la literatura? ¿Debe la literatura decirnos siempre algo de nuestras realidades? En relación con estas preguntas, considero que la magia de la literatura es que nos permite acceder a la vida a través de las ficciones. Conscientes de que son ficciones, nos sumergimos en la literatura y ella nos devela una verdad, nos encara, nos cuestiona, nos hace entendernos como agentes de la historia. Podemos imaginar mundos posibles y penetrar nuestra existencia gracias a la ficción. Bajo esta premisa me adentré en Amores sin tregua . Me encontré con una novela histórica que recrea la situación del país entre 1861 y 1864: el ascenso al poder de Tomás Cipriano de Mosquera, el poder de la institución de la iglesia, las costumbres de la época, las luchas entre liberales y conservadores y la constitución de Rionegro. Desarrollada en Antioquia, la novela

La desmesura como estética

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Por Richard León * Si quisiéramos adentrarnos en el corazón roto del sueño americano, tres personajes vendrían a mi memoria: el fantasmagórico Mucho de La subasta del lote 49 , de Thomas Pynchon, el introvertido Hal de La broma infinita , de David Foster Wallace, y el utópico Casi, personaje central de Una singularidad desnuda , opera prima de Sergio de la Pava. Una singularidad desnuda se erige como heredera de una tradición narrativa inscrita en la exploración y dinamización del género novelesco, que busca representar una realidad fragmentada y huidiza, incluso, psicológicamente solipsista. De allí el gusto apremiante que dicha tradición narrativa —que algunos se atreverán a llamar ‘posmoderna’— tiene por la experimentación formal, en un intento por captar la multiplicidad de registros orales y escritos que construyen nuestra idea de la realidad —que, para el caso que nos ocupa, van desde la confusión babélica al enrevesado lenguaje del entorno judicial— y la fractura de

Fragmentación

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Sobre Vagabunda Bogotá de Luis Carlos Barragán Por Juanita Porras Sepúlveda*       Imaginemos el monolito de 2001: Odisea del espacio formado por el vidrio en vez de la roca; tan duro como frágil, tan transparente como enceguecedor. Rodeado de monos embriagados por el sonido que emite que se acercan a tocar su superficie perfecta. Imaginemos que no son monos sino hombres, hombres que cuando acercan la cara contra el vidrio escuchan, dentro de él, el coro de ancianos de Agamenón cantando: “todo está como está y acabará tal como se ha fijado”, y los hombres se doblegan entonces ante el dios del destino. Pero una roca informe se lanza y lo destruye en pedazos. La voz del coro desaparece. El monolito ya no es monolito, sino vidrio roto y fragmentado.        Vagabunda Bogotá es esa roca, es esa novela que se niega a tener contornos, que destruye la ilusión del destino y nos asesta el golpe final de la incertidumbre. Sus capítulos, cual vidrios rotos, se astillan en nuestras man

El origen de la perturbación en Delirio

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Por David Fernando Riaño Gallego*     “Me interrumpo para señalar que me siento extraordinariamente bien. Quizá sea el Delirio…” decía Beckett. ¿Qué cosa hay más placentera que el desahogo? Sin embargo, cuando se llevan tantas perturbaciones y fantasmas, las lágrimas no son suficientes para realizar un duelo, y entonces, conscientemente o no, se cae en la locura. Laura Restrepo propone en su novela Delirio , ganadora del Premio Alfaguara 2004, que la locura es causada por un interior perturbado, una enfermedad que resulta de presenciar tanta violencia. La novela nos cuenta que, cuando Aguilar vuelve a su casa después de un viaje corto, encuentra que Agustina, su esposa, está extraviada en un profundo delirio. ¿Qué le pasó? Y a medida que comienza a investigar, entiende cuál es la verdadera incógnita: ¿quién es Agustina y cuáles son sus secretos? El encanto de Delirio es que parte de una gran pregunta, pero no busca contestarla de forma unidireccional e inmediata. Estar