Vivir sin Bolivar es morir lentamente

Sobre La otra agonía. La pasión de Manuela Sáenz de Víctor Paz Otero.
Por: Jeniffer Lizcano Cubillos



No soy quién soy, ni quién he sido. Tal vez, Simón,
 me gusta responderme que soy la que te amo ”.
La otra agonía. (p. 138)


Manuela Sáenz está sentada frente al mar de Paita contemplando más que el horizonte, aquello que fue su vida. Manuela se está muriendo y en su agonía hace un recuento de los momentos que la llevaron hasta donde está; ella recuerda su infancia, la relación con sus padres, los amores que le dejaron huella, los días trascendentes de la gesta libertadora, su pasión por Bolívar, en fin, esa vida que se fue haciendo por el azar y la Providencia y que pareciera necesitar de un cierto orden para poder ser aprehendida y comprendida.  Manuela también piensa en su presente, en la soledad agobiante que se ha instalado en su casa, en el insomnio que rara vez la abandona, en esos últimos años de supervivencia, en la invalidez que la hace sentirse inútil y encarcelada en ese cuerpo que no se parece al de su juventud, que duele y atrapa su espíritu rebelde que se conserva intacto.

La otra Agonía (2006) del escritor payanés Víctor Paz Otero, es una novela corta, dividida en treinta y siete breves capítulos a través de los cuales el lector podrá seguir una narración muy emotiva que lo conducirá por la vida de este personaje llamado Manuela Sáenz, por sus emociones y pensamientos, por episodios de las batallas de  Independencia, por odios y amores, por las reflexiones más profundas sobre los acontecimientos históricos de los que ella hizo parte y que están vistos desde una perspectiva cargada de amargura y resignación; también, por supuesto, asistirá a su encuentro con Bolívar y las turbulencias de aquella relación.

 Manuela, narradora y personaje, tiene una voz cargada de nostalgia, de añoranzas, de tristeza, pero también de una sensibilidad que podríamos llamar “femenina” muy bien lograda y que es uno de los grandes aciertos de esta obra. Esta construcción de “lo femenino” se afianza gracias a las reflexiones que el personaje realiza sobre lo corporal, como el erotismo, la enfermedad, las normativas sociales,  etc.  La narradora es crítica con su momento histórico y se pregunta por aquellos constructos sociales de su época que sometían a las mujeres a una vigilancia permanente y que les negaban la posibilidad de participar activamente de aquello que Manuela denomina “la historia”. 

La voz de Manuela es reflexiva, es una voz que interpela, que cuestiona, que busca en el Simón ausente un interlocutor y un oyente para la historia de su vida, de sus emociones, de sus pensamientos más profundos.

Esta novela muestra a una Manuela que más allá de ser la sombra del libertador, es un personaje activo, propositivo, fecundo, que fue afectado por los acontecimientos, pero que también intervino en la historia para transformarla; que actuaba por amor, pero también por una profunda convicción política, que más que mujer-amante fue un agente de la independencia, que en medio del profundo amor que sentía por Simón, pudo ver sus flaquezas y pudo ver en el mundo que la circunda las causas de su derrota.

Simón Bolívar es un personaje fundamental en esta historia. “El Libertador” se construye desde la voz enamorada, anhelante de esta Manuela agónica, por lo tanto nos encontramos de nuevo con el Bolívar mitificado, al que todo se le puede justificar y perdonar y a quien solo podrían reprochársele sus aventuras amorosas permanentes. Al final de sus días lo vemos enfermo y derrotado, pero la derrota no es producto de sus acciones, es culpa de sus enemigos, de quienes lo traicionaron, atacaron y conspiraron en su contra. 

Leer esta novela, es navegar por una intimidad amena y rica en poesía, comprender la interioridad de su narradora y asistir a su agonía que inicia con la muerte de su amado. “Se me acabó la vida para siempre y supongo que ese acabarse de la vida se confunde un poco con ese último destello de alegría: es bueno morir, simón, con toda el alma y con toda la carne enamoradas.” (p. 158) 


___________________________________________________________________

Paz Otero, V. (2006). La otra agonía. La pasión de Manuela Sáenz. Colombia: Villegas Editores

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Tres miradas en torno a Pájaros en la boca de Samanta Schweblin. Parte II

Reseña El gato y la madeja perdida