Soy una tonta por quererte

 Sobre Soy una tonta por quererte de Camila Sosa Villada

Por Catalina Hernández Guana



“Nota de la autora: se recomienda ahora escuchar
Lady in Satin, de principio a fin, en un cuarto, a solas”, nos advierte Camila Sosa Villada en el cuento homónimo del libro, “Soy una tonta por quererte”. Creo que este álbum es perfecto para ser la banda sonora del libro. La voz grave de Billie Holiday y su compleja vida de abandono, violaciones y prostitución parece haber anticipado la creación de este libro, es como si fuera una colaboración. Retrata los sentimientos que transmiten los nueve cuentos que componen la edición. Las historias del libro transitan entre el amor vivido, el desperdiciado, el perdido; sentimientos como el desengaño y la ingenuidad; las enmarañadas relaciones que se tejen entre madres, padres e hijxs; los abusos de los que muchos niñxs son víctimas; la construcción de género e incluso se pregunta cómo aman las mujeres. La autora argentina narra en sus cuentos diferentes formas de ser mujer, crea preguntas y vacíos propiciados por los golpes que producen las palabras e historias vividas por los personajes de cada relato.

Soy una tonta por quererte (2022) es el primer libro de cuentos publicado por la escritora argentina Camila Sosa Villada, bajo el sello editorial Tusquets. Su formación como autora está marcada por una historia que configura su producción literaria y teatral. Se licenció en teatro, fue trabajadora sexual, trabajadora doméstica y vendedora ambulante, todos estos oficios están presentes en los relatos… son condiciones humanas y laborales que siempre me han afectado… pero más allá de la cercanía personal que tengo con este tipo de historias, creo que la visceralidad de los cuentos no dejará indiferente a los lectores.

Cuando era niña, iba con mis papás al centro de la ciudad a mercar. En el trayecto veía desde el bus a unas mujeres bajo el dintel de puertas, las recuerdo iluminadas por luces rojas y violetas, con prendas diminutas o mallas que cubrían parte de su cuerpo. “Mamá, ¿qué hacen esas señoras?”, preguntaba siempre que las veía. “Las señoras trabajan bailando”, me decía mamá. Otro día volví a preguntarle por ellas, “¿Y qué baile hacen?”, mamá estaba a punto de responderme cuando una anciana en el bus respondió, “Son mujeres de la vida fácil, niña”, a lo que mamá le respondió: “Vida fácil tendrá usted, vieja marica”, hoy comprendo la rabia de mi madre. Rememorando estos momentos, el libro me impactó mucho, pensé especialmente en los roles que asignan a las mujeres por su género y el rechazo que reciben otras por “no ser mujeres de verdad”, frase despreciable, y en el libro encuentro cómo pugnan las mujeres la forma en que quieren ser llamadas. 

Siempre me ha incomodado cómo son vistas prostitutas, la doble moral de la sociedad es inagotable. Ante esto, Sosa nos ofrece un prisma de diversas miradas de la prostitución. Narra la travesía de unos padres desesperados que le piden un milagro a la santa Deolinda Correa, quienes le suplican porque su hija travesti encuentre un mejor trabajo, porque claro, es prostituta, es la misma Camila Sosa; narra el dolor de un niño abandonado por su madre, porque tuvo la valentía de pensar en ella antes de seguir viviendo bajo los maltratos de su esposo; narra la hermandad que tejen las mujeres que comparten la desdicha de su trabajo y la ilusión de una vida apacible; narra “los pequeños lujos de las travestis” que alcanzan a llegar a fin de mes en una húmeda casa de alquiler, trabajando para machitos ricos que no admiten su deseo, pero que se pasean ante sus balcones y las escogen como si estuvieran leyendo el menú de un restaurante; relata la vida de novias de alquiler, mujeres que pasan su vida fingiendo amar a un hombre ante los demás, pero que reconocen que todos tenemos diversas caras, múltiples vidas según sea necesario; narra la estrecha relación que una travesti forja con la misma Billie Holiday en New York. Son nueve cuentos que desde el dolor generan un gran goce literario, aunque sea esto irónico, gozar desde el dolor. 

“Cotita de la Encarnación” es quizá el cuento que más me afligió, por su intensidad. En este cuento Sosa relata las torturas de las que fueron víctimas indios, mulatos y negros durante un mes y nueve días a manos de los españoles que castigaban a las putas, a los mismos cuerpos de los que disfrutaron a su antojo, los que les enseñaron el amor y el deseo. La tía Cotita, después de morir absorbida en las llamas, jura volver a los cuerpos de los descendientes de sus asesinos para dejar en esos niños que no diferencian el mal del bien su “vicio” travesti, vengando así su muerte. Plantea un escenario inimaginable, pero quizá justo. 

Estas historias son una reivindicación del deseo, del dolor y de la necesidad política que tienen las mujeres de expresar su dolor, de las luchas a las que se enfrentan diariamente las mujeres trans y las travestis, del desespero que padecen algunas personas por tener que habitar un cuerpo que no les pertenece, es un sacudón ante la complicadísima vida de las prostitutas… todo esto con la frescura en las palabras de una gran narradora, en imágenes profundamente conmovedoras, en un flujo narrativo que atrapa. Sosa lo logra con un lenguaje que resulta cotidiano, pero con el desenfado característico de una mujer con templanza que tiene que vivir cientos de vicisitudes; con diálogos que otorgan cercanía a los lectores y con las voces de diversos personajes que se encuentran en el dolor; imagina espacios conocidos y otros que resultan ajenos, por la distancia temporal desde donde son narrados. En cada cuento mantiene prendada la lectura desde el equilibrio narrativo y la forma en que lo hace, ata al lector entre el goce, por la gracia de las historias, y la incomodidad, por los cuestionamientos que genera.

* Recomiendo que sigan al pie de la letra la nota de la autora, aunque pesada, la voz de Holliday acompaña el desasosiego que deja cada página de Soy una tonta por quererte.


Sobre Catalina:


Catalina Hernández Guana (1997), Bogotá. Se gana la vida corrigiendo errores, los propios y los de los demás, como correctora de estilo. Escribe como un acto de fe, e intenta hacerlo sin esperanza y sin desesperar. Una broma de Dios.



 


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