Reseña El gato y la madeja perdida

Por: Ana María Vega Garnica



De un roquetazo lo mataron, otro militante de la UP asesinado, no se sabe su nombre, era viejo. El abuelo de Ana María, la protagonista de esta novela, hace parte de las víctimas del genocidio que ocurrió en los 80´s en Colombia.  Pero El gato y la madeja perdida no es la historia de un asesinato. La novela narra más bien la tragedia familiar que la muerte desencadena: el duelo, el retorno a la vida cotidiana y la búsqueda de justicia.  Situaciones vistas desde los ojos  de una adolescente que recién descubre el entorno hostil del que está rodeada con la militancia de sus familiares en el partido de  la oposición, la separación de sus padres y la creciente depresión de su madre.

Esta novela hace parte de los tantos discursos que se elaboran hoy en día para hacer memoria de una de las épocas más violentas en la historia de Colombia, pero si lo que usted quiere es un relato que documente los hechos ocurridos cruda y objetivamente, esta novela no es para usted, porque como ya dije antes, es más una indagación a la mente de Ana Maria y el intento que hace ella de entender lo que sucede a su alrededor y de construirse a sí misma.  Claro que el autor sí inserta algunos fragmentos que sirven de contexto y que retratan mejor la situación política y social de la época, por ejemplo, los testimonios de otras  víctimas que de una u otra manera se relacionan con Ana, pero desafortunadamente estos fragmentos son los que resultan más forzados y artificiosos en la novela.

Cabe destacar uno de los aspectos mejores logrados por el autor: la construcción del personaje. En la novela acompañamos a Ana María antes, durante y después de la muerte de su abuelo y en este tiempo nos adentramos en su mente, conocemos sus más íntimas ideas, no solo sobre aspectos trascendentales como la vida, la muerte y el amor, sino en cosas mundanas  como en los encuentros sexuales de su hermano, su primera cita o la convivencia con sus compañeros de clase. También, entendemos la transición en la que ella está, no es una niña ni está ya en la adultez, pero las situaciones que vive a diario la obligan a definirse.

La indagación por la mente de Ana se logra gracias al lenguaje que se emplea, Ana María cuenta con una gran sensibilidad, ve el mundo en alegorías e imágenes poéticas que enriquecen la narración y dibujan el mundo en el que vive. De estas imágenes nace el título  de la novela El gato y la madeja perdida, Ana entiende la historia  como la madeja de lana que el gato desenrosca y enrosca, es claro que hay un hilo único, pero son muchos  los nudos, las vueltas y los enredos, casi tantos como los que envuelven su propia historia, la del asesinato de su abuelo y la de tantas personas que han perdido la vida a causa de la violencia política.

Esta novela es una oportunidad para detenernos, mirar atentamente y tratar de desenvolver una madeja que en su punta lleva una bala atada, una bala que impacta no solo una vida sino la de todas las personas que están cerca; Ana María es una de las víctimas y con su relato vemos como cada aspecto de su vida y la de su familia se vio afectado por la muerte. Y aunque el autor le pone punto final a su novela, sabemos que la historia aún no acaba, ahora es la búsqueda de justicia, de verdad y de memoria lo que ocupará la vida de Ana, y de la que podemos hacer parte nosotros como lectores de El gato y la madeja perdida. 

Montaña, F.(2014)  El gato y la madeja perdida. Bogotá, Colombia: Alfaguara. 

Sobre Ana María Vega Garnica:

Bogotá, 2000. Estudiante de Estudios Literarios de la Universidad Nacional. Sus intereses más allá de la literatura son el cine y la producción en medios digitales. Contacto: amvegag@unal.edu.co

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