Por: Tamara Mathov**


Cuchilla de Evelio Rosero, una novela narrada en siete “asaltos”, cuenta el momento bisagra en que un preadolescente en primero de bachillerato comprende las múltiples dimensiones que constituyen un sujeto. Según “Lucas, sus luchas con la hidra”, de Julio Cortazar, cada persona es en sí misma una hidra con múltiples cabezas. Lucas, el protagonista, intenta quedarse sólo con una, cortar todas las cabezas para llegar a esa última que lo contiene de verdad, la única cabeza que lo hace ser Lucas y no Pedro ni Juan. Pero cuando corta la cabeza que colecciona discos, se da cuenta de que también está esa otra que ordena el lapicero y la que toma whisky y otra y otra más. La personalidad se vuelve entonces irreductible:, cada cabeza, independiente de las demás, representa una dimensión de su identidad. Como la hidra de Lucas, en Cuchilla, el profesor más odiado, estereotipo de ciertos abusos de poder en escuelas algo anacrónicas, se presenta de pronto fuera de su escenario tradicional y le crece la cabeza doméstica que es una cabeza muy diferente a la que muestra en el aula de clase.

Con un lenguaje transparente pero no por ello menos elaborado, Evelio Rosero propone una suerte de caricatura del poder, del colegio como institución y de la incapacidad para individualizar. Los docentes se deshumanizan, dejan de ser personas y se vuelven partes de un mecanismo. Para el profesor Cuchilla, los niños del salón son todos iguales, especialmente Sergio, el narrador, y su hermano Dani, quienes, a pesar de tener personalidades e intereses distintos, son, en palabras del profesor, “los gemelos”. Cuchilla, apodo de Guillermo Lafuente, da nombre a una novela que pone nombres para todo. En la clase de Cuchilla nadie se llama como se llama. En este gesto de apodar, el profesor despoja a los niños de sus nombres originales, de sus identidades, para imprimirles una nueva que se define desde el exterior. No importa quiénes son ni de dónde vienen, en ese lugar son otros, los que la autoridad decide que sean. Sin embargo, cuando Cuchilla aparece de pronto en un lugar inesperado, lejos de la escuela, en esas cuadras del barrio que corresponden al orden de lo privado, Sergio descubre el simulacro de los roles y reconstruye una identidad compleja que no es simple sino plural. Dieciséis años después de su publicación, Cuchilla ha motivado una serie de reseñas que, en su mayoría y junto con la sinopsis de la edición de Norma***, fallan en comprender los alcances de la novela para limitarla a palabras vacías pero grandilocuentes como “humor” y “amor”, que si bien están ahí (un humor sutil y un amor más cercano a la humanidad que al romanticismo), opacan una propuesta verdaderamente original tanto para la novela en sí misma como para el campo de la literatura infantil.
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*Cuchilla
Evelio José Rosero
Ilustraciones de Diana Castellanos
Literatura infantil y juvenil - Novela
Editorial Norma, 2000.
154 páginas

**Tamara Mathov (Buenos Aires, 1989). Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires y gracias a un convenio pudo cursar un semestre en la carrera de Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Desde 2014 reside en Bogotá. Ha publicado cuentos y poemas en antologías y ensayos académicos en revistas especializadas.

*** “Guillermo Lafuente es un profesor de historia de Colombia; su alias: Cuchilla, el más temido profesor de bachillerato. Su vida cambia a partir de los mensajes secretos que recibe cada mañana en su mesa. El colegio, el barrio, la familia, sustentan esta novela plena de humor y de amor, cuando ocurre por primera vez en las puertas de la adolescencia”. 

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