Por: Valentina Rodríguez Ramírez
“Parecía
que aún no me hubiera dado cuenta de que aquello que me asqueaba era mi
verdadera forma de ser, formaba parte de mi verdadera vida (…). Sentía la
necesidad de comenzar a vivir. ¿Comenzar a vivir mi verdadera vida? Incluso en
el caso en que se tratara de una pura mascarada y no de mi vida, realmente
había llegado el momento en que debía ponerme en marcha, avanzar arrastrando
mis pesados pies”
Confesiones
de una máscara
(p. 86-87)- Yukio Mishima
Habiendo
nacido en una familia de tinte estrictamente conservador, Koo-chan,
protagonista y narrador de Confesiones de
una máscara, nos hace testigos de múltiples momentos de su vida en que la
particularidad es una característica en común. Los momentos se muestran
peculiares, poco comunes e incluso extraños, pero capaces de dar forma a una
vida que se distingue de entre las demás. Desde niño, Koo-chan se presenta a sí
mismo como un sujeto enfermizo, débil, apasionado, quien a temprana edad
descubre ciertas inclinaciones que toman forma a lo largo de la novela, y que
inevitablemente lo obligan a cambiar el rumbo y “poner en marcha” una vida que
no es verdaderamente suya y que no representa las más puras manifestaciones de
su ser.
La
homosexualidad, la masturbación, la violencia, la muerte, la sangre y la idea
del suicidio se convierten en parte de la propia naturaleza del pensamiento y
del ser del protagonista. Sus deseos, pasiones y “vicios” están fuera de todo convencionalismo
del Japón de la época. Víctima de sus propios vicios, Koo-chan acepta que su
naturaleza resulta diferente y como se encuentra sumido en una sociedad marcada
por la normatividad, que no permite divulgación alguna de los propios deseos
fuera del límite de lo acostumbrado decide entablar una relación con Sonoko,
hermana de Kusano su compañero de escuela, con quien compartirá diversos
momentos y aprenderá la gran diferencia que existe entre los límites del amor y
el deseo.
La
historia se ambienta en un Japón que experimenta la destrucción, el caos y el
deterioro: todas consecuencias de una guerra, que data aproximadamente en los años
40. La desesperación y, en ocasiones, el deseo de muerte que Mishima trasmite
dando voz a Koo-chan son el reflejo de una sociedad que está al borde de la
locura y la frustración, productos de las hostilidades, bombardeos y alertas
que invaden y estallan constantemente en el Japón que nos revela el autor.
Al
ser una novela narrada en primera persona, el lector se funde completamente con
las deliberaciones y pensamientos del personaje. Mishima nos entrega una
historia llena de reflexiones, de belleza, en la que los sentimientos, las pasiones,
los vicios y los caprichos tienen una razón de ser que datan su origen en una
infancia que intenta explorar los límites de la imaginación, los sentidos y la
experiencia misma, una infancia que marcó todas las etapas de la vida que nos
son narradas.
El
descubrimiento de su homosexualidad, la contemplación de los cuerpos desnudos
de los hombres y las sensaciones que en Koo-chan se producen, se convierten en
“vicio”, causando un deseo sexual que nunca estuvo ligado ni atraído hacia el
sexo opuesto. Además el descubrimiento de un primer amor que tenía su
fundamento en el deseo carnal, y el ser esclavo de una sociedad amante de lo
convencional son razones suficientes que estigmatizan la necesidad de ocultarse
tras una máscara, e iniciar una vida que no es plenamente verdadera.
Confesiones de una
máscara es una novela llena de innumerables
descripciones que transportan a quien la lee al tiempo y espacio en que suceden
los hechos. Apasionada y cautivadora, la novela de Mishima da la oportunidad al
lector de que se aproxime a vivir la tensionante historia de Koo-chan: una
historia que merece tener la oportunidad de ser leída, pues el erotismo, la
sensualidad y la sensibilidad con que Mishima escribe cada momento de la novela
trasmiten en el lector el sentimiento puro e intenso que atiborra el corazón de
Koo-chan. Es una novela capaz de sumergirnos y mostrarnos una historia que combate
con el convencionalismo y que muestra la lucha constante de un individuo que
intenta angustiosamente negar su propia condición, una historia en la que
cualquier individuo que alguna vez se halla sentido fuera de lugar simpatizará
con el personaje y se sentirá íntimamente atraído y conmovido.
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Mishima,
Y. (2010). Confesiones de una máscara.
Alianza Editorial.
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