Por: Lizeth Camila Bautista Torres
Como cuenta Irene, su relación con la literatura infantil existe desde
muy pequeña; por lo que el agrado que siente cuando habla de su acercamiento
con los niños y de lo mucho que le gusta su trabajo es notorio.
Irene Vasco vivió mucho tiempo fuera de Colombia. Cuando volvió, trabajó
con Gian Calvi en un taller de Artes Gráficas y luego formó parte de la
Fundación Rafael Pombo como coordinadora. En este momento, su trabajo es
esencialmente con niños de diferentes grupos sociales, por lo que debe pasar la
mayor parte de su tiempo viajando por toda Colombia.
Esta entrevista se dio el 26 de mayo en casa de la escritora.
¿En qué momento de su vida
decidió dedicarse a la literatura infantil?
Yo nunca lo decidí, fue parte de mi vida. Mi mamá hacía los programas de
televisión y me pedía que la ayudara. Había libros que eran casi como muebles de
mi casa. Estaba Fanny Buitrago. Había libros de poetas como Fernando Arbeláez.
La casa estaba llena de artistas como Eduardo Ramírez, músicos como Zumaqué, y
se creaba. Mi mamá me metía ahí como si yo fuera otro de los creadores, me
decía: “es que estamos haciendo una canción”, y yo tenía que hacer parte del
equipo de trabajo.
Fui muy privilegiada, sobretodo en el mundo del arte, porque en el
colegio me iba pésimo, era la peor alumna, no entendía nada. Me iba muy mal
realmente. Pero el mundo de mi casaera de una gran riqueza. Yo no estudie, y a
veces siento envidia de las personas que fueron a la universidad, que tienen
todo un bagaje académico. Mas todo el mundo tiene sus ventajas y desventajas.
¿Todo eso empezó
aproximadamente a qué edad?
Yo tenía 10 años, claro que lo viví desde chiquita.
¿Cómo surgió la idea de
tener una librería?¿Cómo fue el proceso?
Bueno la librería dejo de ser mía hace casi veinte años, aunque todavía
están los talleres.
Yo nunca había trabajado, porque me case muy joven y tuve mis hijos muy
joven también. Entonces, lo hice porque me motivaba mucho, y quería mostrarles
libros a todas las personas que fueran a la librería, a los niños y sus mamás,
a los estudiantes de literatura, a todo el mundo. Pero es muy difícil sostener
una librería, yo quebré. Eso lo puede hacer una persona que tenga plata y
tiempo.
Con los talleres sí seguimos junto con Yolanda. Los talleres empezaron
porque teníamos un espacio, y nos pareció buena idea empezar a crear para que
los niños tuvieran un acercamiento con la literatura, para que empezaran a
cogerle gusto a la lectura. Nuestras actividades tienen mucho de juego: con mi
libro de conjuros, empezamos a hacer magia. Yo no creo que el libro sea un
objeto que deba estar tan elevado y con el que no se pueda jugar como muchos
piensan. Creo que, por el contrario, si el juego sirve para que los niños se
acerquen, hay que hacer muchas cosas, muchos juegos. A mí me fascina mi
trabajo, me gusta mucho jugar con los niños.
¿Cuánto tiempo le toma hacer
un libro?
Bueno, eso depende. A veces tengo ideas que no sé cómo plasmar en el
libro y me queda la idea rondando años... Hay un libro con el que me demoré
cinco años y, antes de que ese saliera, hice otro, hubo un libro de por medio.
Pero hay otros con los que me he demorado seis meses, dos años. Cada libro se
toma su tiempo. Hay incluso unos que a veces no resultan, porque, aunque tengo
una idea inicial, luego no sé cómo desarrollar o finalizar la historia.
¿De dónde surgen las ideas
para los libros? ¿Son historias de su vida o son solamente imaginación? ¿Cómo
es el proceso creativo?
Son historias copiadas, yo siento envidia de las personas que tienen esa
imaginación tan grande, que pueden escribir sobre cosas fantásticas y poco
realistas. La mayoría de las veces, yo escucho historias y creo un diálogo en
mi cabeza. A partir de ese diálogo empiezo a dar vueltas sobre cómo tratar el
asunto, cómo hacer que llame la atención de los lectores.
Muchas de mis historias llegan de lo que me cuenta mi hija, que también
escribe y fue profesora, y también de anécdotas que me cuentan mis nietos. En
varias ocasiones, los personajes de los libros tienen los nombres de mis
nietos, yo no le veo problema a eso. En este momento el libro que estoy
haciendo lleva el nombre de mi nieta Abril.
Entonces, ¿Jero Carapálida en
una persona de la vida real? ¿Piensa escribir algún otro libro que tenga como
protagonista a este personaje?
Sí, Jerónimo es uno de mis nietos. A él le pasaba todo lo contrario, se
ponía rojo por todo. En principio, la idea era escribir tres libros, pero parece que ya se
quedó así, no arreglamos nada con la editorial.
¿Considera que es importante
tocar temas como la muerte, la guerra o la tristeza, en la literatura infantil?
Sí, pues —como te has dado cuenta— varios de mis libros tocan esos temas
de la realidad. Por ejemplo: Paso a paso
o Mambrú perdió la guerra, porque los
niños no están exentos de estos temas. Lo que sí creo es que se debe pensar muy
bien de qué manera contar y hablar a los niños y jóvenes sobre los distintos
temas.
¿Cuáles son los escritores
de referencia en el momento de escribir?, ¿por qué?
Para mí: Mirjam Pressler, Christine Nöstlinger, Katherine Paterson y Maurice Sendak fueron siempre fuente de mi inspiración. Me parece muy triste que las generaciones que vinieron después de mí los olvidaron por completo o al menos eso parece. Cuando yo los leí, me sorprendía su manera de narrar, yo quería escribir como ellos.
En Latinoamérica, Lygia Bojunga me parece muy admirable, además poco pretenciosa. Me gusta mucho lo que escribe y además tengo la fortuna de haber
traducido algunos de sus libros. Creo que ¡Chao!
es una obra que todos los interesados en la literatura infantil deberían
leer.
¿Considera que la literatura
infantil debe enseñar?, o ¿se debe hacer solamente para el entretenimiento del
lector y su placer por la lectura?
Nunca, la literatura no tiene ningún deber con nada. No creo que la
literatura infantil tenga el deber de enseñar, pero tampoco pienso que eso esté
mal en algunos casos. Tampoco creo que sea algo tan superficial como para que
se considere simple entretenimiento. Yo creo que va más allá, la lectura debe
conmover al lector, debe hacerle reflexionar. No me refiero a analizar, sino
que debe causar un cambio en la emoción por lo menos.
¿Cuál es el medio de
difusión que usted utiliza para que su obra sea conocida?
Yo considero que la única manera que tenemos los escritores para dar a conocer
nuestros libros por los tiempos en que estamos, es por medio de la
“autopromoción”. Yo soy autopromotora, me muevo en las redes, tengo mi página
oficial y también tengo facebook. En esas páginas doy a conocer tanto la
información de mis libros como sobre las traducciones que he hecho y los
artículos que he escrito.
¿Cree que la literatura
infantil debe ser evaluada con los mismos criterios que la “gran” literatura?
Yo creo que sí. No sé muy bien cuáles son esos parámetros con los que se
evalúan las obras, pero pienso que, al igual que la demás literatura, los
libros infantiles también deben estudiados y analizados de la misma manera.No
creo que por tratarse de literatura infantil se deba ser más laxo o se deba
considerar una literatura menor.
¿Le gusta el panorama de la
literatura infantil colombiana actualmente?
Yo sigo en la espera. Hace tiempo que no he leído algo que me sorprenda
realmente. De los escritores de mi
generación, varios me gustan; pero de los nuevos —además de que conozco poco—
creo que más que escritores hay muy buenos ilustradores.
¿Se siente satisfecha con el
resultado final de sus libros? ¿Cómo ha sido el proceso con los ilustradores?
No, no me siento conforme con muchos. Hay algunos libros que no me
gustan para nada. Es muy difícil trabajar con las editoriales que contratan
ilustradores y que no te preguntan nada. Lo bueno es que, aunque suene feo, yo
ya “tengo cancha”. Ya me conocen: en los colegios, o muchas mamás. Mejor dicho,
mi nombre ya vende. Por esta razón, me dan la oportunidad de participar más en
lo que se refiere a las ilustraciones. En este momento, estoy trabajando con
una ilustradora y me siento muy contenta. Ella me envía lo que ha hecho y yo le
doy mis sugerencias. Es un trabajo mucho más ameno, y espero quedar más
contenta con el final de este proyecto.
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