Por: Claudia Marcela García Gamboa
En medio de escenarios, posturas y autoengaños, y conducidos
por los recovecos de un proceso introspectivo, nos convertimos en testigos del
antagonismo entre la convicción de ser
diferente y la obsesión de buscar ser
igual a los demás. Desde un primer momento, asistimos al despertar del deseo y
al descubrimiento de sí mismo de un personaje perseguido por la creencia de ser
el único atravesando esa situación. Marcado desde su nacimiento con un físico
enfermizo, Koo-chan se nos presenta como un niño obligado a crecer en contacto
con la decadencia del cuerpo y el aislamiento; como un adolescente absorbido
por la sugestión de un torso sangrante y una musculatura esculpida; y como un
joven adulto atraído, casi inevitablemente, por la idea de una muerte
hermosamente épica.
En 1949, Yukio Mishima entrega una
novela hipnotizante para los sentidos y, en gran cantidad de ocasiones, inquietante
para las almas más conservadoras. Indistintamente de considerarse una historia
con tintes autobiográficos, Confesiones
de una máscara sobresale en sus momentos de reflexión, maestralmente aderezados
con la cogestionada presencia de la angustia, y el autismo frente al desarrollo
de una época que marca un hito en la historia, pero que, para Koo-chan, no es
más que otro añadido a ese juego de simulaciones, experimentos y encuentros
inusuales del placer.
Los bombardeos aéreos comenzaron a ser más y más
frecuentes. Me daban un miedo insólito, pero, al mismo tiempo, sin que supiera
por qué, esperaba la muerte con impaciencia, con dulce expectación.
Pasar las páginas de la novela es permitirse caer en
el encanto de un escritor que empieza a crear su propio estilo, armonizando
elementos de una herencia nipona con los implantados por la paulatina admisión
de lo occidental (consecuencia que trae consigo la Segunda Guerra Mundial).
Yukio Mishima afianza su lugar de prestigio en la
literatura de su época con la entrega de Confesiones
de una máscara, dejando a sus lectores en una balanza de impresiones que se
inclina un instante hacia el encanto y otro hacia el desconcierto, sensaciones
que perduran con esa última imagen de una despedida insalvable –esperada e
inesperada al mismo tiempo– y aquel líquido derramado sobre la mesa que lanza “destellantes
y amenazadores reflejos” como preludio de algo
sobre lo que sólo podemos hacer conjeturas.
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Mishima, Yukio. (2003). Confesiones de una máscara (primera reimpresión). [Archivo PDF] Bogotá. Editorial Planeta Colombiana S.A. Recuperado de http://ow.ly/d/O2k.
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