El cielo es azul, la tierra blanca: La combinación del amor con el sake es pura armonía y embriaguez
Por: Johanna Carolina Espinosa Guerrero
El
cielo es azul, la tierra blanca es una novela
que retrata de una manera sencilla y a la vez sublime cómo se puede amar bajo
la sujeción de la casualidad, cómo dos vidas distantes y diferentes acuden al
llamado de un hilo rojo compuesto de
haikus y recuerdos. Hiromi Kawakami escribió esta pequeña novela en el año 2001
y su publicación la hizo merecedora de numerosos reconocimientos, incluido el
premio Tanizaki (conmemoración a los mejores representantes literarios en las
obras de ficción) bastante valioso en su patria.
Narra la historia de una mujer adulta
llamada Tsukiko, algo esnob y
refinada y, en apariencia, fría e inalcanzable. Solitaria, pero amante de los
vicios de la soledad, un día cualquiera se encuentra con su viejo maestro de
escuela cuyo nombre ni siquiera recuerda. Este anciano conservador, sabio y de
espalda recta como una regla, viene a sorprender la vida de la solitaria
Tsukiko con su modesto esplendor. Él es quien la dirige a través de un nuevo
camino, una manera de ver todo a su alrededor sin la insipidez que tanto la acompañaba.
Kawakami es un puente desde el mundo
sentimental de occidente que va hacia un mundo nipón más sosegado, más frío y
distante. Los sentimientos van floreciendo con desconfianza y negación, en
medio del trato poco cálido. Pero, tácitamente dulce, se va asentando el amor luego
de días, y hasta meses, de ausencias terribles. Kawakami retrata: el valor
divergente del tiempo, su importancia, pero a la vez su inutilidad; una riqueza
gastronómica sin par; y la descripción cruda pero sincera de la soledad y del
miedo o la indiferencia inherente al paso de los años.
El venerable profesor es cegado por la
libertad de su ex-alumna, tan incauta y tan infantil como en aquellos años en
los que se sentó ante él para sus lecciones. Con un “no has cambiado nada”, el licor, mucho licor
propio de las almas bohemias, y el sake de arroz pulcramente servido y bebido se
estrecha sutilmente un lazo sin que sus protagonistas se enteren, hasta que ya
es demasiado tarde. Una bella historia de amor, fruto de la casualidad, que
surge de la mano de la ebriedad y la desesperanza de dos seres que deciden
compartir sus pesares y su soledad, y que al final el lector concebirá como inseparables.
Kawakami otorga vida a su protagonista a
través de sus sensaciones infantiles, la dota de un espíritu sensible aunque aquejado
por las experiencias fallidas; Tsukiko representa un bello contraste con aquel
anciano cuyo espíritu también se ha encallecido luego de varios quebrantos, que
se sienta tranquilamente mientras los años siguen pasando, con su espalda recta
al igual que una regla. La sensualidad delicada que contrasta con la agitada y
a la vez placentera vida de dos almas errantes es la cabecera de este libro,
ligero y ameno.
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Kawakami Hiromi. España: El acantilado, 2011, pp. 216
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