Por: Jairo Ramírez Bohórquez
Personajes
principales:
Oki Toshio
Otoko Ueno
Keiko Sakami
Fumiko
La
literatura japonesa se insinúa remota para occidente. Los amantes de las
grandes historias apenas si conocen por casualidad los escritores japoneses; pareciera
una literatura que solo leen los especialistas. En América latina, por ejemplo,
pocos lectores buscan a un autor de aquel país con el mismo interés que anhelan
a Borges o de la misma manera que buscan a Carlos Fuentes o García Márquez. Y
no saben lo que se pierden. No solo por el valor de acercarse a una cultura tan
lejana y desconocida, sino por la delicia de descubrir a escritores tan
desaforados en sus historias como Yasunari
Kawabata, quien en 1968 fue distinguido con el premio Nobel de Literatura.
Lo
bello y lo triste, la novela
de Kawabata publicada en 1965, es un libro para devorar en una noche de
descanso después de una larga jornada de estrés. Solo hay que ponerse cómodo,
en la cama si se quiere, y dejarse prendar por una historia que seguro lo
mantendrá con los ojos bien abiertos hasta el amanecer.
La novela cuenta la intrincada relación amorosa
que vive el escritor Oki Toshio, de 30 años, casado y con
un hijo, pero quien se enamora de Otoko Ueno, una hermosa adolescente de apenas
15 años, a quien deja embrazada. La historia podría parecer algo normal y
corriente, de no ser por todas las insidias que provoca y las consecuencias
inesperadas que van goteando lentamente, con una dosis bien medida por el autor
para mantener el interés. La tensión narrativa es permanente, y arranca con el
intento de suicidio de la adolescente debido al amor demencial que siente por
Oki.
Otoko,
la adolescente enferma de amor, huye con su madre a Kioto para olvidar a Oki.
Pero veinte años después, el escritor va a buscarla, quizás porque no la ha
podido olvidar. Para entonces Otoko ya tiene 36 años y es un pintora reconocida
que mantiene una relación homosexual con su discípula Keiko Sakami, una
jovencita tan hermosa como perversa de apenas 20 años.
Este
rencuentro entre el escritor Oki y su antigua amante Otoko, desencadena un
desaforado sentimiento de celos y afán de venganza, pero no entre los antiguos
amantes, sino de la hermosa y deschavetada Keiko hacia el escritor por
considerar que debe vengar el sufrimiento de su maestra y amante Otoko.
Kawabata logra mantener todos los sentidos
alerta ante cada paso de sus personajes. Todos llegan siempre con algo inesperado.
La truculencia en la narrativa de este escritor japonés es de alcances insospechados.
Ninguno de los personajes de primera línea se va desdibujando, porque todos
tienen sus vidas alteradas hasta la enfermedad. Incluso Fumiko, la esposa
legítima del escritor adúltero, sin ser tan descollante como Otoko y Keiko,
hace sentir que ella también cuenta, que sus celos no son gratuitos, porque su
familia se enfrenta a una muchacha loca hasta la perversidad.
En fin, la narrativa de Yasunari Kawabata
es de tal maestría, que en el cierre de la historia, en un hábil juego de
ambigüedad, la idea de la venganza por parte de Keiko se desvanece por cuanto
la muerte de Taichiro aparece como un desafortunado accidente.
Lo
bello y lo triste es, ni más
ni menos, la realidad humana desde el momento de nacer. Pero es, ante todo, la
razón simple de la vida. Solo podemos regocijarnos ante lo bello, si en nuestra
experiencia hemos soportado lo desagradable. Y a la inversa: conocemos el
sufrimiento, si antes hemos caminado por un jardín de rosas; gozamos de la
juventud sin límite alguno, pero debemos asumir la vejez como una enfermedad
por sí misma; nos enamoramos con delirio, entregamos nuestro ser a otro ser,
pero de pronto ese amor nos abandona sin ninguna explicación; dedicamos la vida
a nuestros hijos para ver sus éxitos, y cualquier día mueren de la manera más
absurda (como el hijo de Oki Toshio), dejándonos apenas con sus recuerdos para
sobrellevar un vacío que solo llenaremos con nuestra propia muerte.
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Autor: Yasunari Kawabata
Título: Lo bello y lo triste
Editorial: Emecé
Editores, S.A., Argentina, 2002, 137 pág.
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