Laura
Paloma Alvarez Parra
Desde
los doce años Hajime ha estado enamorado de la misma mujer, Shimamoto, pero es
solo después de veinticuatro años, cuando vuelve a verla, que se da cuenta que
es ella lo que le había faltado toda la vida, que después de relaciones
fallidas en las que resultó hiriendo a los demás, y de rebote a él mismo, la
relación que tuvo con ella cuando eran niños, es la relación que lo hace sentir
en plenitud.
En
esta novela publicada en 1992, el autor Haruki Murakami nos muestra la historia
de un hombre valiéndose de los recuerdos de su vida, de sus amores, de sus
sentimientos, de sus decisiones y de sus errores a lo largo del tiempo. En el
presente, el hombre está casado y tiene dos hijas, es dueño de dos bares de
jazz muy populares en Tokio, su vida es perfecta y él mismo lo reconoce. Es
feliz en su matrimonio y en su trabajo, pero siente en él que algo le falta, no
sabe qué es hasta que se encuentra con su amiga de la infancia, Shimamoto, y
cuando ella desaparece de nuevo, su vida pierde todo sentido.
“Tenía la
sensación como si todos los edificios estuvieran medio en ruinas, todos los
arboles de la calle hubieran perdido sus colores, y toda la gente hubiese
renunciado a sus sentimientos más puros, a sus sueños más vivos (99).”
La
perfección con la que Murakami escoge sus palabras, hacen del libro una
experiencia magnifica, ya que nosotros como lectores podemos percibir con
exactitud los sentimientos del protagonista, sentimos en la garganta el vacío
de su alma como si se tratara de la nuestra, nos perdemos en sus pensamientos
con la profundidad en la que él lo hace, nos apasionan sus deseos y nos agobian
sus tristezas. Esto se debe, tal vez, a que hay un toque autobiográfico en esta
obra, comenzando porque Murakami también tenía un bar de jazz en Tokio, pero
también se ve en las influencias occidentales, a diferencia de algunos otros
escritores japoneses, como por ejemplo Mishima, aquí la cultura tradicional
japonesa no está marcada. Por el contrario, Hajime se ve afectado por Walt
Disney, Liszt y Nat King Cole, así como Murakami por F. Scott Fitzgerald, Kafka y The Beatles.
Con
menos de doscientas páginas, el libro es fácil de leer, es muy fluido y atrapante,
fácilmente lees cincuenta páginas sin darte cuenta. Está lleno de pasajes y
frases hermosas que crean una atmosfera perfecta para las diferentes ocasiones,
ya sea en momentos de intimidad y erotismo, como también de soledad y tristeza.
El personaje principal, en mi opinión, está muy bien elaborado, nosotros como
lectores conocemos su vida y entendemos a la perfección la razón de su ser y
por qué toma las decisiones que toma. Sin embargo, los demás personajes me
parecen un poco flojos. Shimamoto pretende ser preciosa y enigmática, pero a mi
parecer raya en lo cliché. La intención del autor es que no sepamos nada de su
vida, pero en realidad no entiendo por qué. Muchas cosas quedan en el aire y te
dejan un sinsabor. No entender las decisiones que ella toma te dejan colgando
en un abismo de incertidumbre. Yukiko, la esposa de Hajime, aunque cuenta un
poco acerca de su pasado, tiene un presente vacío, en el que pertenece a una
familia perfecta, pero es una mujer con falta de carácter y no tiene una voz
activa en la vida. Al autor ni siquiera le pareció importante darles un nombre
a las hijas.
A
pesar de eso, y en general, lo disfruté mucho y lo recomiendo a cualquiera. Nos
hace pensar en ese amor de la infancia o tal vez sólo en alguien que fue
especial, que un día se fue, pero ¿qué hubiese pasado si no hubiera sido así?
¿o qué pasaría si vuelve de nuevo? ¿estaríamos dispuestos a dejarlo todo? De
todas maneras, cada decisión que tomemos nos llevará a un camino diferente, y
una vez allá, ya no hay vuelta atrás.
“- ¿Qué hay al
oeste del sol? - pregunté. Ella volvió a
negar con la cabeza. – No lo sé. Tal vez no haya nada. O tal vez sí. En todo
caso, es un lugar distinto al que está al sur de la frontera-. (107) “
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Editorial Tusquets
Editores
Edición 2005
Traducción por Lourdes Porta
Edición 2005
Traducción por Lourdes Porta
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