Cuando
Japón vivió la culminación del periodo Edo en 1868 –mediados del siglo XX- vio
emerger, entre tanta incertidumbre tras las guerras intestinas, el principio de
su occidentalización. La restauración Meiji significó una reforma tanto en
aspectos sociales como culturales tras culminar con el aislamiento nacional de
más de dos siglos establecido en el shogunato de Tokugawa. Esto condujo al
pueblo nipón a la dialéctica en que se ve inmerso actualmente: un país
globalizado, con vistas hacia un futura en que se aprovecha todo cuanto puede
beneficiarle del mundo occidental; pero preservando su pasado, es decir, los
principios, valores y costumbres propios de la identidad nacional. Este
fenómeno se ve reflejado en la literatura japonesa del siglo XX, en la que se
destaca la dicotomía entre dos propuestas, a saber: volcarse hacia el pasado
negando la realidad nacional en que Japón hace parte de un mundo globalizado o
asumir Occidente como un espacio del cual se puede sacar provecho.Natsume
Soseki, uno de los más grandes novelistas de la literatura japonesa moderna,
nació el año 1867 –un año antes de que culminara el periodo Tokugawa- en la
ciudad de Tokio, Japón. Sus primeros intereses en el ámbito de la literatura,
antes de aplicarse a la narrativa realista por la que ha llegado a ser tan
reconocido, le orientaron a escribir poesía, género en el cual se dedicó
específicamente a la escritura de haikus;
en cuanto a su carrera académica, tras haber culminado sus estudios superiores
en el Departamento de lengua y literatura inglesas en la universidad de Tokio,
tuvo la oportunidad de ir a Inglaterra becado a desarrollar sus estudios de
literatura inglesa en el año 1900; tres años después regresaría para ocupar el
cargo de sensei de literatura inglesa
en la Universidad imperial de Tokio, puesto que había dejado vacante el
profesor Lafcadio Hearn. También es conocido por su aplicación en la poesía
china, así como un personaje influyente en la vida y obra de otros escritores
de la literatura japonesa moderna como Akutagawa Ryonosuke.
Kokoro,
novela escrita por Soseki en 1914, tiene por argumento la relación que surge
entre un joven estudiante que reside en Tokio y un intelectual de vida apartada
en quien el joven ve a su mentor espiritual, nombrándolo respetuosamente sensei. En cuanto a la estructura de la
obra, está dividida en tres partes: sensei
y yo, mis padres y yo, el testamento de sensei; cada una
dividida en subcapítulos breves.
Sensei y yo es
la narración que hace el estudiante en primera persona sobre cómo llega a
conocer a sensei, así como el
desarrollo de su amistad, los paseos que hacen ambos por Tokio, las
conversaciones que entablan abarrotadas de silencios misteriosos como dicientes
y cómo desde se perspectiva se ve la relación de sensei y su esposa. Se describe también una breve estancia del
estudiante en su pueblo natal en el cual reside su padre enfermo y su madre y
cómo se ha visto atraído por la misteriosa personalidad de sensei. Por ello, pareciera que el estudiante hace a veces de
observador de la vida de sensei,
trantando de escudriñar su pasado, pero el afecto que va construyendo hacia él
lo aleja rápidamente de este propósito.
La
segunda parte titulada mis padres y yo cuenta el viaje que hace el “yo”
narrador a su pueblo natal para cuidar a su padre enfermo. En este capítulo
pueden observarse algunos factores interesantes como la comparación que
constantemente se establece entre la ciudad y el pueblo, lo urbano y lo rural, así
como se compara también el mundo pasado y sus tradiciones con el presente; los
valores que se conservan en la familia como agrupación, el fin de la era Meiji
acompañado de la muerte del emperador, el cual simboliza la unidad de una
generación; y el contraste que el estudiante establece entre su sensei y su padre. La llegada de una
extensa carta de su maestro será el elemento que determinará al estudiante a
culminar su estancia en el pueblo y regresar a Tokio.
El testamento de sensei
es la lectura de la carta que hace el estudiante en el tren de camino a Tokio.
En esta tercera parte la primera persona es asumida por sensei –autor de la carta-, el cual ha decidido confesar al
estudiante su pasado secreto. La carta es un testamento espiritual en el cual sensei deja impresas sus experiencias y
lecciones de vida antes de suicidarse.
En
Kokoro se funden como en un vasto
crisol elementos importantes como la angustia producida por la modernidad, la
sensación de soledad interior o sabishisa
(淋しさ) en el
individuo y algunas experiencias personales de Natsume Soseki. Así, esta
narración que en un principio pareciera ser una novela detectivesca por el
interés que genera sobre el pasado de sensei,
termina por ser un relato cuyo contenido puede entenderse como las reflexiones
filosóficas en torno a la soledad y las dificultades que existen en la búsqueda
del corazón de las personas, puesto que
esto es exactamente lo que significa Kokoro:
Corazón.
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Soseki Natsume. Kokoro. Editorial Gredos, colección “Clásicos universales”, 2009.
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