Por: María Alejandra Gómez
El
día en que Noboru, el hijo de Fusako Kuroda, alza un gato por encima de su cabeza
y lo golpea un par de veces contra un madero hasta asesinarlo, él junto con sus
amigos logra ejercer un poder real sobre la existencia. Luego, uno de los
chicos desolla el cuerpo sin vida del animal y es ahí, cuando el olor de la
sangre se extiende por doquier, que Noboru deja de ser niño y se convierte en
un hombre, pues “la visión de toda sangre no es algo que puedan soportar unos
ojos melindrosos”.
La
escena que resulta ser una de las más reveladoras del libro El marino que perdió la gracia del mar,
es determinante para comprender la personalidad de este jovencito, que con tan
solo trece años, tiene la astucia de un adulto como para discernir entre lo que
resulta conveniente para su vida y lo que no. Con él comienza la novela y con
él termina, pues al fin y al cabo Noboru es el personaje que imprime el
dramatismo y la tensión a esta obra que narra la historia de amor entre Fusako
(su madre) y Ryuji Tsukazaki, un
marinero silencioso que no pertenece ni a la tierra ni a la mar.
Así,
el libro se divide en verano e invierno. La historia comienza en el verano,
cuando el calor sofocante y el mar se unen para hacer despertar la atracción
que siente la señora Fusako por Ryuji, un varonil marino que tiene la camisa
sudorosa y un cuerpo magro. Durante el encuentro, en el que inicialmente ella busca
que alguien le enseñe la nave a su hijo, se intercalan una serie de miradas que
serán determinantes para que en solo tres días, la relación entre Ryuji y
Fusako se vuelva más intensa.
La
partida del marino, luego de aquel encuentro, será el primer obstáculo que la
pareja tendrá que sobrepasar para dar continuidad a su amor. Sin embargo, en la distancia, el amor de ambos sigue tan
vivo que a su regreso, en el invierno, Ryuji, ése marino -cuya única certeza
era el alcance de la gloria, “una gloria fundida con la muerte y con una mujer,
una gloria que habría de moldear su destino hasta hacerlo singular,
extraordinario”- decide proponerle matrimonio a Fusako.
Pero
aquello que es una bella historia de amor, comienza a cambiar.
Unos
días antes de la boda Fusako pide a Noboru llamar a Ryuji papá. En aquel
momento los personajes se trasforman, las prioridades cambian y se enfocan en
construir ésa falsa superficie inamovible que es la familia.
Fusako
procura entregarle a Ryuji la capitanía de su familia. El odio de Noboru por
Ryuji se desboca como un tsunami sobre una playa, mientras que Ruiji, en el
medio, sigue siendo el mismo marino, que sin barco y sin mar, mantiene su
honorabilidad aunque adopte banales costumbres para complacer a su prometida.
De
esta manera, el libro de Yukio Mishima es un retrato de la búsqueda de la
estabilidad por una parte y la gloria por la otra, pues si bien el marino se
supone debe brindar seguridad a su prometida y su hijo, tal deseo no será algo
que podrá poner en sus manos, pues en dicho barco ya hay un hombre: Noboru.
Al
final, los planes de un chiquillo celoso se cumplen y se ignoran otra cantidad
de probabilidades sobre las consecuencias de la violencia, pues en este libro
la gloria finalmente es alcanzada por el marino y al parecer eso es lo único
que importa.
Con
esta novela, en la que los paisajes y el desarrollo de los personajes son
construidos desde un narrador en tercera persona, el escritor se aleja de su
vida personal y esto, luego de haber leído Confesiones
de una máscara, es sin duda uno de
las apuestas más acertadas. Observar los paisajes, percibir las reacciones de
los personajes frente a situaciones en particular (como la escena del niño
observando a los adultos haciendo el amor a través de un agujero) son elementos
que hacen posible contemplar y disfrutar cada instante de la obra. Gracias a
este tipo de creación literaria, en donde Mishima se aleja un poco de sus experiencias
personales, es que este libro logra captar la atención de un lector en el que
se despierta la ansiedad por saber más. Así, esa bella historia de amor, que
cualquiera desearía que termine bien, se va tornando tan oscura como la
profundidad del océano a medida en que se descubre la complejidad de cada uno
de los personajes y sus secretos. Sin duda, es El marino que perdió la gracia del mar una de las grandes obras de
Mishima, en la que todo su potencial se exhibe con maestría y alcanza a probar
la gloria y la inmortalidad.
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Título del libro: El marino que perdió la gracia del mar
Autor: Yukio Mishima
Número de páginas: 291
Editorial: Epublibre
Editorial: Epublibre
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