Por: Paola Andrea Rodríguez Arevalo


El verano, el sol, la playa, el mar y una posada, son el telón de fondo para esta historia aparentemente  sencilla  pero que puede llegar a ser  tan explicita, tan llena de sentido y sobre todo fácil de apropiar.

Banana Yoshimoto es la novelista que publica esta obra en 1994. Yoshimoto nace en Tokio y es egresada de la universidad de Nihon. Y desde sus años de estudio fue reconocida por sus letras, ganando varios premios con su primera novela, Kitchen.

La obra narra la historia de  María Shirakawa junto a sus primas, Yoko y Tsugumi. María decide contar, apoyada en los recuerdos de su infancia, ese último gran verano que pasará en la posada Yamamoto, descubriendo el valor de la amistad, la familia  y el amor.


María crecerá en la posada ubicada en el mar de la península de Izu, junto a su madre, esperando el día en que su padre se organice con ellas, lo que sucede en su adolescencia, su padre se las lleva a Tokio, María entra en la universidad y su vida se convierte en la colección de recuerdos. Un día recibe la llamada de su prima Tsugumi, ella la invita a pasar el verano en la posada y maría acepta, al llegar a la posada todos sus recuerdos afloran con el paso del verano y más que todo con su relación con Tsugumi. Con un carácter tranquilo María es el perfecto contraste con Tsugumi, una chica cruel y déspota, que en muy pocas ocasiones deja salir su lado tierno y que desde niña sufre una enfermedad crónica que la mantiene al cuidado de su familia. Tsugumi a pesar de ser una chica débil, ha creado una mascara de mujer fuerte y día a día la defiende pero dejará ver sus más profundos sentimientos con maría y con el chico que conocerá en el verano.  Yoko, la hermana mayor de Tsugumi, desde niña está acostumbrada a dedicar sus preocupaciones a su hermana y durante ese último verano tendrá que estar mucho más atenta.

Con la noticia del cierre de la posada estas chicas vivirán ese último verano  descubriendo cosas en ellas que no reconocían antes, una amistad que va más allá de las dificultades, un amor inesperado, la certeza de una familia y la confirmación de la realidad vista a través de los recuerdos.

A pesar de parecer una historia triste y melancólica que muestra muchas veces imágenes desasosiego y pérdida, me parece que es todo lo contrario, creo que es la recopilación de un montón de sentimientos y angustias por las que pasa un adolescente y que resulta en muchos casos en la profunda comprensión del propio ser, más que la historia de una chica enferma que se encuentra con la prima con la que creció, me parece que es la historia de dos chicas que con ayuda una de la otra  además de las personas que las rodean, al final del verano, logran dar un paso y descubrir lo que realmente son y lo que verdaderamente quieren para ellas.

Leer esta novela es imaginar para si mismo un idílico lugar en el que se puede regresar en el tiempo y volver a ver los sentimientos por los que se pasa en la adolescencia, recordar esos momentos que nos ayudaron a ser quienes somos ahora  y volverlos a soltar contemplando el mar.




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