Por Juan Camilo Urbina
“Sintió
que su vida, sus problemas a lo largo de los años se desvanecían mientras
contemplaba esta cara pequeña”
Eguchi es un hombre que
está próximo a ser anciano y siente que toda su vida se le escapa de las manos,
un día toma la decisión, más por curiosidad que por interés, de visitar un
Burdel en el que las mujeres están profundamente dormidas mientras atienden a
sus clientes. Esta pequeña sinopsis hace que la obra de Kawabata suene llamativa
e incluso prometedora de una gran historia. Atrae al lector principalmente por
el misterio que esta casa tiene al dormir a sus empleadas. Sin embargo, La casa de las bellas durmientes es una
historia simple y monótona, pues no tiene la gran trama que promete en la
sinopsis. Sus 5 capítulos, en los cuales Eguchi va a esta misteriosa casa, no contienen
giros en la trama ni diálogos o pensamientos que alimenten la narración o la
curiosidad del lector. Si la persona que desea ojear las líneas de Kawabata
busca disfrutar de una novela que le cuente una buena historia, La casa de las bellas durmientes no es
el libro que está buscando.
En cambio, si el lector
es un amante de las imágenes y técnicas usadas por grandes escritores para
reflejar lo que es la vida en pocas palabras, disfrutará la lectura de la
novela de Kawabata, quien, con gran sutileza, abarca el tema de la soledad, la
tristeza y la fealdad de la vejez. Para esto utiliza los sentidos de Eguchi, a
quien lleva, junto con el lector a revivir el pasado del protagonista,
reafirmando cada vez sus ideas de que ya se está convirtiendo en anciano y de
que está completamente solo. Un ejemplo de la última es cuando recuerda el
compromiso de su hija menor y como ella ya no lo visita seguido. Otro recurso
del autor para expresar los sentimientos del protagonista a lo largo de la
narración es la naturaleza, esto puede verse en fragmentos como “Olió la
fragancia del cabello femenino. Al cabo de unos momentos el sonido de las olas
se incrementó, porque el corazón de Eguchi había sido cautivado”, estas
comparaciones están constantemente en la obra y nos muestra la habilidad de
Kawabata para expresar las cosas por medio de estas analogías. El texto nos
muestra el tipo de persona que es Eguchi a tal punto que llegamos a
comprenderlo casi que por completo. Esto compensa lo manoteada de la obra, pues
la gran construcción del personaje es algo que debe resaltarse de la obra de
Kawabata.
Otro elemento que debe
resaltarse de La casa de las bellas
durmientes es el erotismo. Pues a pesar de no tratar el sexo de forma
directa, uno de sus temas principales es la sensualidad de las jóvenes
durmientes. Esta sensualidad y la forma en que el autor la describe, lleva
muchas veces a Eguchi a recordar amantes pasadas, lo que también ayuda a la
misma construcción del personaje. Yasunari trata el erotismo describiendo
detalladamente los rasgos que resaltan a cada una de las jóvenes, y llevando
directamente al lector a sentir su olor, su tacto y a verlas como si estuvieran
enfrente de él.
La obra de Kawabata
completamente rica en contenido, pero bastante monótona respecto a la historia,
promete grandes y fabulosas reflexiones más que todo para las personas que
están viviendo el cambio que Eguchi expresa durante la narración. Sin embargo,
puede ser leída por cualquier lector que quiera sorprenderse por las habilidades
que utiliza un autor más que por lo fabulosa que puede llegar a ser una trama. Además,
es el libro perfecto para entender el terror que sienten las personas que dejan
de ser jóvenes, pero que tampoco son ancianas, al ver que sus mejores años se
les están escapando y que no regresaran.
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Kawabata, Y. &. (2013). La casa de las bellas
durmientes. Barcelona: Emece.
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