Reseña sobre La española y el muisca

Por Alejandra Bedoya

    ¿Crees que hay algo después de la muerte? ¿Se te impuso alguna creencia? Por ejemplo, ¿fuiste bautizadx cuando no podías elegir? ¿Quedaron marcas en tus rodillas por rogar la redención de tus pecados? ¿Qué pasaría si te digo que debes entregar todas las buenas acciones que hiciste en vida como moneda de cambio para poder entrar a lo que, tal vez, conoces como paraíso? ¿lograrás entrar? Probemos con otras preguntas: ¿Y si te digo que los dioses existen, que tal vez tu dios y el mío son amigos o aliados? ¿Me creerías si te digo que te acompañarán luego de la muerte?, aunque no como lo imaginas, no como te han hecho creer.

    La española y el muisca es el libro más reciente de Mariela Vargas Osorno, una escritora maravillosa de la cultura muisca que también es abogada de la Universidad Externado de Colombia y doctora en Derecho de la Universidad Compluten­se de Madrid. Vargas publicó un libro antes de La española y el muisca titulado El viaje del hombre dorado, pues tiene en mente hacer una saga sobre el tema muisca y mestizo en hispanoamérica. En el caso de La española y el muisca Vargas escribió un libro de lectura rápida y ligera, que con su maravilloso mundo me hizo creer, reír, conmoverme y perderme como una niña en sus historias de amor, pero ¿se trata este libro de una historia de amor o hay algo más profundo escondiéndose detrás del sol?

    La española y el muisca me introdujo en un viaje lleno de la esperanza que dan la resiliencia y la adaptación. A través de una dulce y dramática historia de amor conocerás un pequeño pueblo y el estilo de vida de sus habitantes por medio de sus historias mestizas. Viajarás con cada uno de los personajes y hasta puede que les cojas cariño, como me pasó a mí. La novela irá acercándose a ti con cada línea, hasta que la sientas tan arraigada, tan por debajo de la piel, que tal vez la reconozcas como tu historia. Se nos plantea un viaje no solo temporal o físico, sino también evolutivo. Recuerdo que una vez hablaba con un amigux sobre los “gustos adquiridos”, hablamos en su mayoría de comida que antes no nos gustaba pero aprendimos a comer e incluso terminó gustándonos gracias a la imposición de nuestros padres o figuras de autoridad. Si decides leer la novela entenderás mejor porqué menciono esta anécdota, pues, yo sentí que la vida de los personajes —ahora mis amigos— estuvo repleta de gustos adquiridos: a los personajes les pasó como a mi con la comida, empezaron a amar a dioses extranjeros dejando un sabor amargo y violento, guardando en las sombras un orgullo fiero, escondido y peligroso por su inicial desagrado.

    Como ya mencioné antes, estoy hablando de un libro que cuenta con una lectura que se siente amena, un libro que contiene imágenes hermosas, romances tiernos y una gran calidez en los personajes. Sin embargo, detrás de cada promesa, detrás de cada lamento, cada lágrima, cada “abuelo viejo”, hay algo más, que a mi parecer, vale la pena descubrir. Se plantea un “tal vez”, un “¿y si la forma en la que vivimos la colonia es la que Mariela Vargas nos plantea?”. Se nos muestra una posibilidad, que a decir verdad me gustaría creer —a pesar del sinsabor de las injusticias, de la impotencia al no poder cambiar la historia, de la sociedad cruel que se expone a través de travesuras de niños e historias de amor, a pesar de la violencia, del desenlace y de la historia—, me gustaría creer en un mundo en el que siempre seremos uno: parte del inicio y del final, del ahora y del mañana, y de que siempre hubo, hay y habrá esperanza.

    Con el libro de Mariela Vargas logré tener una lectura emocionante, me sentí profundamente conmovida al terminar de leer. Crecieron en mí inmensas esperanzas, un anhelo inevitable por lo que pudo haber sido. Te invito a que no dejes de sentir, y si te animas, siente a través de una maravillosa historia —de tu maravillosa historia—, con la española y el muisca.
“... vivimos felices en la Sia, la isla sin tiempo del creador, donde te estaremos esperando. Los bienes o males que nos hayan hecho, los que nosotros mismos hicimos, no son más que granos de arena perdidos en un mar que no termina. ¿Para qué buscarlos?”.

Vargas Osorno, Mariela. 2023. La española y el muisca. Bogotá, Colombia. Editorial Planeta, p. 27.

Sobre Alejandra:

Alejandra Bedoya (2005) nació en un pequeño pueblo a las afueras de Cali, Valle del Cauca, toda su vida vivió en una casa familiar rodeada de tradiciones y costumbres. A medida que creció descubrió su fuerte interés y apego por la literatura, por lo que se mudó a Bogotá con el sueño de cursar la carrera de Estudios Literarios en la Universidad Nacional de Colombia.



Comentarios

Entradas más populares de este blog

Tres miradas en torno a Pájaros en la boca de Samanta Schweblin. Parte II

Reseña Cerezas al óleo