Posibilidades dentro del encierro
Por: Danna Valeria Hernández Hernández
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| Geografía doméstica. Margarita Cuéllar Barona. Tusquets, 2021. 133 páginas. |
Encontré una entrevista de Canal Capital donde Margarita dijo que su Geografía doméstica se trata de “una mujer que busca entender su vida a través de lo que encuentra en su casa” lo cual le da a la novela una propiedad de diario mental que ocurre tal cual como lo hacen los días cotidianos. Escrita durante la pandemia del Covid-19, Geografía doméstica nos encierra en las paredes donde el tiempo transcurría lento y la incertidumbre abundaba; víctima de la cuarentena, la narradora de esta historia revela los momentos que marcaron su vida profundamente y se adentra en discusiones vigentes como la importancia de la memoria colectiva, la maternidad desidealizada y el estado de nostalgia.
La forma más importante en que se puede pensar la literatura para Margarita me recordó a una de mis lecturas favoritas: El infinito en un junco de Irene Vallejo. Recuerdo muy bien cuando ella usa la metáfora tan maravillado de que en la literatura “seguimos hablando —con metáforas textiles— de tramas, de urdimbres, de hilar relatos, de tejer historias. ¿Qué es para nosotros un texto, sino un conjunto de hebras verbales anudadas? (155). Para Margarita también son importantísimos los oficios de escribir y tejer; y de la importancia del rol femenino en estos dos oficios. Inclusive, el trabajo literario como profesora que realiza Margarita se centra en esa metáfora del hilar y el narrar. En Geografía doméstica ella le dedica un recuerdo durante su encierro a aquella infancia lejana en Cali, lugar donde Margarita creció, rodeada de “mujeres valiosas, fuertes y valientes que no solo cosían, bordaban o tejían por placer, sino que habían levantado la casa a punta de costuras.” (51)
La importancia de una comunidad femenina en la vida de cada mujer es un tema recurrente en la obra y, a medida que avanza la novela, sentí que viajaba con la narración entre películas y libros que vuelven a la memoria de la narradora como diferencias entre tiempos pasados y actuales; en específico, ella hace referencia a la obra Housekeeping (1980) de Marilynne Robinson que remarca los vínculos femeninos en el hogar, los traumas generacionales y la dificultad de ser madre. Es en este capítulo donde la novela llega a su punto más profundo y reflexivo porque dentro de aquel encierro Margarita nos revela su un recuerdo suyo de soledad por la falta de tejido social femenino durante su propia maternidad: “Buscaba el cobijo de mujeres que entendieran mi dolor” (85). La narradora cuenta cómo las lecturas como Housekeeping, que giraban en torno a historias de diferentes mujeres, la acompañaron en una fría Nueva York entre sus pensamientos suicidas y una bebé recién nacida. Al desembocar en recuerdos cada vez más profundos, la novela avanza y la narradora termina volviendo a su presente y, luego de compararlo con su pasado, decide tomarse un tiempo alejada del encierro. La novela juega con la nostalgia existente en la cotidianidad, e invita a pensar en los espacios mentales a los que se escapa durante el encierro y la incertidumbre.
La novela nos saca de viaje estando en la casa, los capítulos al no ser lineales recogen un presente titubeante y crea portales entre los años noventa, el presente más contemporáneo, Cali y Nueva York. En tiempos donde prima la necesidad de salir de lo cotidiano y de pensar en el futuro obsesivamente, estas historias como Geografía doméstica invitan a pensar detenidamente los movimientos más automáticos, como despertar. Esta estética nueva en las obras es refrescante y encontrar lecturas como estas, diarios disfrazados de novelas, crean nuevas formas de confesar lo inconfesable. Geografía doméstica coquetea con lo autobiográfico, pero nunca lo confiesa, y roza con la tradición oral pues al leerlo se siente como si estuviéramos charlando con una mujer de nuestra familia con las historias más impresionantes dentro de lo que pensábamos era una cotidianidad como la de cualquiera. Margarita Cuéllar busca unir retazos de libros, películas, historias e incorpora todos estos en un gran compendio de la historia de una vida medio ajena y medio propia. Esta lectura es impactante, tanto como para la mujer prometedora en sus veintes como para las madres y las mujeres que se consideran señoras porque nos recuerda que la colectividad femenina está conformada de un linaje largo que nos une a todas.
Sobre Danna:
Danna Hernández, Bucaramanga-Santander. Soy estudiante de pregrado en literatura en la Universidad Nacional de Colombia. Durante mi carrera mis inclinaciones han sido la literatura latinoamericana y la crítica existente sobre esta. Aspiro a ser gestora cultural. Me gusta meterme en ríos y a veces escribo, porque es mi derecho natural.

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