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Contar el horror

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Sobre Mañana no te presentes de Marta Orrantia Por: Judith Elisa García Noriega Contar el horror En segundos, comprendí todo a la perfección: Ellos habían sabido todo el tiempo que teníamos rehenes y no les importaba. Los habían escuchado gritando en las escaleras.  Habían oído sus quejas, sus nombres, sus súplicas, y se estaban haciendo los sordos. Querían matarnos, así los rehenes murieran también . (pág. 103)   En la novela Mañana no te presentes , Marta Orrantia recrea la dolorosa historia de Yolanda: una mujer que perteneció al M-19 y participó en la Toma del Palacio de Justicia en 1985. La historia se desarrolla, en su mayoría, en el interior del Palacio. Allí se narran los momentos vividos minuto a minuto y se describe el sufrimiento tanto de secretarias, magistrados y otros empleados del palacio, como de los guerrilleros que participaron en la toma. La obra logra hacernos volver sobre cuestiones como ¿quién perdió realmente ese seis de noviembre de 1985?...

La ruptura de las raíces: un encuentro entre el pasado y el presente

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Sobre Los heraldos del libertador , de Pablo García Por: Eric J. Latorre Mahecha “Nadie informó nada. Jamás ha habido prensa libre e independiente, todos se venden porque desean pasar del traje Everfit al Armani, del Renault al Mercedez.” (61) La sensación de impotencia que carcome el espíritu y la voluntad del ser humano; el no poder contra actuar ante poderes políticos que superan la individualidad; el dolor que se anida en el corazón por tener que abandonar las raíces que constituyen la identidad de las personas y el sentido de pertenencia con el territorio Son algunos de los problemas que surgen en la lectura de la novela Los heraldos del Libertador de Pablo García Dussan. Resulta absurdo que se genere zozobra por la persecución política y la dictadura peruana de los años 90, por tener un pensamiento independiente en diferentes áreas culturales del país que se contraponen a ese proyecto político. De este modo, dicho contexto permite el exilio como única opción para s...

Soñamos que vendrían por el mar

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Sobre Soñamos que vendrían por el mar de Juan Diego Mejia Por: Omar Alexander Ruiz Romero.                                                        Todos alguna vez hemos escuchado la palabra revolución. No importa en qué ámbito o circunstancia ocurra: al servir el café en las mañanas, en la radio que ameniza el día a día, en la finca donde se corta caña de azúcar o se siembra papa o yuca, en el periódico impreso, en la universidad, en la oficina; incluso en el coctel más alejado de nuestros deseos o aspiraciones. Nombres como Antonio Nariño, Camilo Torres, Fidel Castro, Salvador Allende, Karl Marx, Mao Tse Tung, Lenin, hacen parte de la lista de distinguidos que evocan la revolución desde sus perspectivas culturales e históricas. Pero también están quienes piensan la revolución ...

Ciber diálogo con Gustavo Arango Toro

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Autor de Resplandor -  Entrevistado por  Catalina Rodríguez Herrera Leer es un ejercicio dialéctico en el que una de las partes -el escritor- se encuentra ausente y no se puede defender más que por lo que aparece enunciado en su texto. En el caso de la literatura, el lector que ha sido cautivado por dichas palabras tiene un afán por comprender la historia detrás de dicha historia. Es decir, siempre quedará un camino de interrogantes para hacerle al autor de la obra. Guiada por ese deseo he contactado al autor de la obra Resplandor a fin de profundizar más allá del contenido y las historias de los personajes, en el oficio de la escritura misma de dicha obra. Le realicé unas preguntas con base en algunas indicaciones que da Daniel Cassany en su obra: La cocina de la escritura. En los capítulos en los que da una guía para explorar el problema retórico y en el que plantea unos cuestionamientos para comprender qué imagen tiene uno de sí mismo como escritor. Así que ...

De bellacos, herejía y pintura en la Nueva Granada

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Sobre La tumba del Faraón de Andrés Hoyos Por Miguel Ángel Castro Caballero Escribir sobre el pasado tiene sus condiciones. Escribir permite acceder a lugares que de otra forma son inaccesibles. El recurso de la imaginación es inevitable y más en manos de los escritores y escritoras: su buen uso puede provocar aventuras excelsas, diálogos enriquecedores y reflexiones hondas sobre la existencia humana. Su exceso puede llevar a un lector desprevenido a abandonar un relato; es un arma de doble filo que se aprende a usar poco a poco. Cuando se empieza una novela se convive con este riesgo y es lo que ocurre con La tumba del Faraón , una novela de narración densa en algunos capítulos a causa de los periplos de sus personajes, escrita por Andrés Hoyos. La tumba del Faraón es la historia de un pintor de padres españoles que creció en las gélidas tierras de Boyacá a finales del siglo XVII. En la década de los cincuenta a causa de un sismo en Bogotá, se derrumba una de las alas del ...

La palabra silenciosa

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Sobre La ruidosa marcha de los mudos de Juan Álvarez Por: Natalia Martínez C Corre la voz por entre las calles, las casas y las cabelleras. Corre la palabra pronunciada, retumba en el tímpano y va a parar a la mente donde anida la palabra silenciosa y sale expulsado algún clamor, quejido o grito de dolor. La voz de los próceres, los caudillos y los líderes es ostentosa y poderosa pero necesita de un medio que la propague. Tal vez hoy ese medio sean principalmente los medios de comunicación. Antes, en los años de la Independencia, el medio más propicio era el voz a voz, la tertulia, el cuchicheo, el chisme, la boca muy cerca del oído. La ruidosa marcha de los mudos (2015) de Juan Álvarez es una novela sob re el papel de la palabra en los años de la Independencia colombiana. La novela, al dialogar con archivo del diario de José María Caballero Llanos,  construye su personaje principal -quien es un testigo atónito de aquellos años (1810-1817)- utilizando un lenguaje que...

Quien queda fuera de la foto

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Sobre La cuadra de Gilmer Mesa Por Natalia Martínez El revolión era una práctica entre los jóvenes habitantes de una cuadra en el barrio Aranjuez de Medellín, donde Gilmer Mesa creció. Consistía en que tras tener sexo con su novia, el novio dejaba entrar al resto de sus amigos para que tuvieran sexo con ella forzadamente. El narrador reflexiona: “Era una violación en toda regla, punto por punto, pero a nosotros nos gustaba más llamarla el revelión”. El narrador también participó de ese acto atroz y es solamente la distancia crítica lo que le permite ver que era una violación y llamarlo por su nombre. Veinticinco años de distancia temporal es lo que permite que Gilmer Mesa pueda reflexionar sobre su propia adolescencia a la luz de la seducción del crímen, la miseria, la muerte de su hermano y en general los difíciles y violentos años ochenta en Medellín por la guerra entre los carteles y el Estado. ¿Por qué haber esperado veinticinco años para contar ese momento doloros...