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Mostrando las entradas con la etiqueta Valentina Duque Vargas
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La belleza triste de Kawabata Por: Valentina Duque Vargas Con la excusa de escuchar las campanadas del nuevo año, Oki Toshio, casado y con dos hijos, decide viajar a Kioto a reencontrarse con un amor de su pasado: Otoko Ueno, quince años menor que él, una pintora reconocida. Lo bello y lo triste es una novela que, aunque corta, trasmite la sensación de un lento suceder. Yasunari Kawabata nos revela poco a poco la vida de los personajes en una remembranza constante del pasado, en duelo con el recuerdo y la melancolía. Lo bello: Sencilla y al punto, Kawabata elabora imágenes de paisajes; una geografía casi turística de Japón. La escritura se vuelve apacible a través de ellas. Sea este quizás el recurso más característico de la literatura oriental. Un ejemplo clave es la manera de intitular los capítulos y cómo estos alegorizan lo que sucede con los personajes. A diferencia de las narraciones occidentales, aquí ocurre un relato con muchas curvas; como una línea ondul...
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El marino pierde la gracia. El escritor, la gana Por: Valentina Duque Vargas Ryuji Tsukazaki, un marino mercante, llega al muelle Takashima junto con la tripulación del carguero Rayuko, una majestuosa máquina que demuele las olas. Su carrera como marino le trae inmensa fascinación: él siente antipatía por la tierra y desdeña a quienes la echan de menos, pues su único deseo es surcar las olas bajo un infinito mar esplendoroso, alcanzando el éxito de aquellos que enfrentan lo imposible. Sin saberlo, un niño de trece años, Noboru, piensa similar a él: el mundo es insulso y la raza humana, insignificante. Pareciera que el mar y los barcos son lo único potente, una herencia del tiempo. Luego, cuando Noboru le pide a su madre que lo lleve al muelle a conocer al rutilante Rakuyo, Ryuji y él se conocen. Pero, sin proponérselo, el marino se enamora de la madre de Noboru, Fusako.  Con asombrosa picardía, Yukio Mishima sumerge al lector en un drama que juega con el vaivén de las ola...
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Confesiones de una máscara y la aceptación del yo Reseña de Valentina Duque Vargas No sabremos nunca el nombre completo del  narrador de Confesiones de una máscara . De hecho, solo en un par de escenas de las doscientas páginas que la componen mencionan un atisbo de nombre. Y quizá no sea necesario saberlo, ya que la prosa de Yukio Mishima nos hace pensar casi desde la primera línea que es un relato autobiográfico. Que él es, en efecto, el narrador. El estilo anecdótico es lo que destaca de esta obra. El narrador, un hombre de unos 20 años, comenzará a contarnos su vida casi desde el nacimiento. Más adelante, explicará su despertar sexual, su búsqueda de soledad y las luchas que tendrá consigo mismo para sentirse parte del mundo. Homosexual, fascinado con la muerte y el sufrimiento, sabe que sus pensamientos no encajan con los de aquellos a su alrededor. Se valdrá de mascaradas para ocultarlo. La novela de Yukio Mishima escaba un conflicto muy humano: la aceptación de...
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María Por: Valentina Duque Vargas María reflexiona sobre sí misma. Ella es apacible y tranquila, una persona que no se molesta con facilidad. Y luego, con rabia por una reciente riña con uno de sus profesores de la universidad, considera que todo es culpa de Tsugumi.  Y es que Tsugumi, con su carácter altanero e impertinente, parece haber moldeado, sin quererlo, sus rasgos más característicos. María ve en Tsugumi a una diosa arbitraria e imperiosa, de piel lívida, poca carne pero que, sin embargo, es el símbolo del amor y la belleza. A partir de estas reflexiones, María decide contarnos el último verano que pasó en su pueblo natal, una hermosa villa costera. Sus tíos regentan el Hostal Yamamoto y Tsugumi, aquella diosa, no es más que su prima un año menor que ella; una niña que creció con una enfermedad que amenaza todo el tiempo su vida. Ella y María han sido amigas desde la infancia y su amistad parece unirla un débil hilo que amenaza con romperse.