"Yellow taxi" o el carro que viene por nosotros.

Viviescas, Víctor. Yellow taxi... o La esquina o Cómo murieron los futbolistas que mataron a Karim. Bogotá, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, 1994.

Por Juan Camilo Gómez


Yellow taxi… o La esquina o Cómo murieron los futbolistas que mataron a Karim es un texto dramático escrito por Víctor Viviescas, producto de una beca de Colcultura en 1993. Está publicado en una serie de teatro colombiano de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Cabe señalar al importancia de dicha serie de publicaciones, ya que, a un bajo costo, sólo dos mil pesos, apoya la difusión del teatro actual y de sus autores.

La esquina es una obra dramática que, contrariamente de lo que opinan los semiólogos del teatro, vive sin la representación. Es un texto autónomo e independiente, que evoca a ser leído más que a ser representado. Ésta última posibilidad es innegable, ya que también se puede poner en escena. Que el texto tenga vida por sí mismo lo demuestran las didascalias que tiene: “Esquina con niebla. Paisaje desolado. Densa bruma que se eleva desde el piso. Polvo que respira, que exhala un vaho vacio”. Su valor radica en la metaforización, ya que no es únicamente una indicación para la representación: siendo una didascalia, no lo es.

La obra es una lectura completamente recomendada. Sobre todo por el hecho de que es una honda reflexión sobre la muerte. Yellow taxi cuenta la historia de cinco personajes que, después de haber asesinado a Karim, un marica, esperan un taxi amarillo para que los asesine. No me crean del todo. No es el tema central de la obra la violencia: es, quizá, la muerte. La conciencia de la muerte se cuestiona. Si bien los periódicos y noticias hablan de muertos y de violencia, no hablan de la muerte como posibilidad. Cinco, uno de los personajes, nos dice: “A lo mejor ya estamos todos muertos”.

La obra, para mí, habla de cuatro cosas relacionadas entre sí; cuatro padecimientos. El primero de ellos es la desfiguración del hombre: se intenta reformular-destruir la imagen del hombre, o de nosotros mismos, que poseemos. Ello me recuerda la pintura de Picasso: planos sobre puestos; asimetría; entrecruces; personajes indefinidos, que son uno y son todos; ausencia de rostros mezclados entre sí; sin pasado o sin memoria que es lo mismo; lejano de sí, sordo, el hombre espera fumando parado en una esquina, como aquel verso de Carriego, en donde el ciego, fuma, fuma y fuma sentado en el umbral.

Segundo, la ceguera como posibilidad humana. Posibilidad como característica. La ceguera se extiende más allá del simple hecho de no ver. Es algo así como: no se ve que no se ve. De allí que Uno, personaje central, se palpe el rostro infructuosamente para saber si tiene ojos. La niebla también da ese efecto: se encuentra entre el ver y el no ver.

La ceguera es producto, tal vez, de una ausencia de sí. La ceguera es, principalmente, ceguera del pasado. La memoria no erige a los personajes, pues está ausente. Todos tratan de recordar pero nadie logra comprenderse. La historia, al igual que la niebla, es inconmensurablemente concebible. Sin pasado, los rostros se desfiguran. Nadie se sabe así mismo.

No saber la muerte, como recuerdo, es el peor de los padecimientos. Algunos de los cinco personajes entienden que ya están muertos. Eso suena como un frio rumor. Nadie se sabe a sí mismo porque nadie se sabe muerto. Quizá estas manos y esta boca están ya muertas, nos invita a preguntarnos la obra. Es, quizá, una rememoración del poema Piedra negra sobre una piedra blanca de Cesar Vallejo, que copio textualmente a manera de conclusión:
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.
César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...

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