El origen de la perturbación en Delirio



Por David Fernando Riaño Gallego*
  

“Me interrumpo para señalar que me siento extraordinariamente bien. Quizá sea el Delirio…” decía Beckett. ¿Qué cosa hay más placentera que el desahogo? Sin embargo, cuando se llevan tantas perturbaciones y fantasmas, las lágrimas no son suficientes para realizar un duelo, y entonces, conscientemente o no, se cae en la locura. Laura Restrepo propone en su novela Delirio, ganadora del Premio Alfaguara 2004, que la locura es causada por un interior perturbado, una enfermedad que resulta de presenciar tanta violencia. La novela nos cuenta que, cuando Aguilar vuelve a su casa después de un viaje corto, encuentra que Agustina, su esposa, está extraviada en un profundo delirio. ¿Qué le pasó? Y a medida que comienza a investigar, entiende cuál es la verdadera incógnita: ¿quién es Agustina y cuáles son sus secretos?

El encanto de Delirio es que parte de una gran pregunta, pero no busca contestarla de forma unidireccional e inmediata. Estar tan lejos de la respuesta es chocante. Pienso en mí mismo; llego de viaje y encuentro que mi mujer está loca. Quiero saber con urgencia qué le pasó, quizá porque sospecho que si viajo unos días ella en serio puede volverse loca. O tal vez en mí también haya un duelo que requiera un delirio, y me enoja no saber por qué Agustina tiene tan tremendo trastorno que podría ser mío. ¿Qué me importa la estética? ¿Qué me importa el arte de contar una historia a varias voces? A mitad del libro el saber de dónde viene esa locura se vuelve un problema personal.

En una entrevista, Laura me dijo que Delirio fue una novela motivada por la incapacidad que tenemos los colombianos de mirar hacia adentro. Poseemos un tremendo poder de bloquear toda clase de interioridad. Los secretos de la violencia entran en una persona y se acomodan solos en los cajones de la memoria: sin necesidad de un proceso consciente, una locura se va formando cuando el ser es expuesto a tanta violencia y nunca opta por mirar el interior, por entender el origen de sus perturbaciones. Esta novela rompe con la incapacidad de ver hacia adentro y nos conduce al interior de una mujer llena de secretos, que también ilustra los rincones oscuros de todo un país.

La historia que se nos cuenta en Delirio es la de una Agustina hermética en su profunda locura, inaccesible para todos. Por eso Aguilar debe echar mano de lo poco que tiene para desentrañar la catástrofe: la recepcionista del hotel donde encontraron a Agustina perdida en su delirio, una tía cercana y los recuerdos escritos de sus abuelos. Pero la clase social de Aguilar no le permite acceder a los códigos familiares de su mujer ni a gran parte de su pasado. De allí que la autora nos proponga otra línea narrativa, quizá la más intensa: un amigo de la infancia de Agustina, involucrado con el narcotráfico y los crímenes de las clases altas del país, que nos cuenta lo que, según él, fue la causa del desastre.

En esta novela el secreto es una forma de poder. Ese es el resumen de la infancia de Agustina (y de toda su vida): ella y su hermano pequeño tienen acceso a un secreto familiar destructivo. Agustina adquiere un poder sobrenatural de protección que se alimenta de ese secreto, pero nunca es suficiente para detener la inmensa violencia que está ante sus ojos, violencia que perturba toda la historia de su vida. La narración de este pasado se une a las líneas narrativas de Aguilar y del amigo de la infancia para mostrar el complejo entramado de incógnitas que hay en Agustina.

La mezcla de voces en Delirio la hace una novela bella e intrigante. No solo nos pone como lectores en una búsqueda tan desesperada como la de Aguilar, sino que nos recuerda cuán complejo es el ser humano, aún más cuando está loco. Laura afirma que su esquema inicial de la novela era una Agustina encerrada en su apartamento con Aguilar buscando entender el delirio, pero tal situación no era posible. En su locura, ella ha perdido toda capacidad de desentrañar su propio ser, así que necesitaba estar rodeada de narradores. Ese refugio al que ha escapado la mantiene aislada, cerrada frente al resto de la existencia. Entonces no quedaba otra opción que crear una existencia independiente, una totalización de voces, tiempos, secretos y cabos que se atan de forma inesperada. La locura, con toda su perturbación y vacío, dio a luz aquí un mundo que se pone de tú a tú con la realidad.

Restrepo, Laura. (2011). Delirio. Colombia: Debolsillo. 304 págs. 


*Bogotá, 1995. Licenciado en Filología e Idiomas de la Universidad Nacional de Colombia. Actualmente candidato a Magíster en Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Mis áreas de interés son la escritura creativa, la literatura, la educación y la promoción de lectura en diferentes idiomas. Información de contacto: dfrianog@unal.edu.co.


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