Reseña La Oculta
Con una llamada avisando
la muerte de Anita, así inicia La Oculta.
La madre de la familia Ángel y heredera de la finca ubicada en las afueras de
Jericó - Antioquia; llaman a Antonio, uno de sus hijos, artista homosexual que
reside en Nueva York y que ahora deberá volver a Colombia y mirar qué hacer con
la finca. Pero no quiero que piense que esta historia es sobre un artista
neoyorkino; la muerte de la madre es tan solo una excusa que usa el autor para
contarnos toda una historia sobre la violencia y el conflicto armado en
Antioquia. Esta obra es un relato anecdótico sobre los actos violentos e
inhumanos. Su riqueza subyace en mostrarnos eso “oculto” que tal vez no todos
los escritores han querido mostrar, una realidad que afecta a las minorías, y además
a los hacendados.
Los Ángel, familia
hacendada y heredera de un terreno, quedan a cargo de esa tierra que como su
nombre lo dice, permanece oculta. Desafortunadamente, a pesar de su condición
acomodada y hacendada no pueden escapar de la violencia. Esa que todo arrasa y
hace sucumbir, no sin antes dejar cicatrices a veces imborrables. A través de
los personajes uno se va enterando de eso que ha permanecido escondido. Los
personajes van llenando pieza a pieza ese rompecabezas que proponen al inicio.
La narración —de
tono coloquial—
va quitando esa venda para mostrar lo que se esconde detrás de esa cortina de
los hacendados. Me refiero a esos relatos sobre el secuestro, la extorsión, la
venta forzada de propiedades, el miedo de quien debe huir para no ser
asesinado. Temas que uno como lector sabe que existen, pero no le han contado a
cabalidad como sí lo harán los Ángel.
A Héctor Abad
Faciolince (1958-), escritor y periodista colombiano, el conflicto no le ha
sido ajeno. En La Oculta, el
Antioqueño construye ese relato sobre la violencia en una de las esferas
sociales en Colombia. Una violencia que no solo influye en los sectores menos
favorecidos, sino además en las alcurnias. Esta novela nos invita a hacer parte
de una historia, pero no una historia contada en una sola voz, sino desde tres
puntos de vista distintos. No obstante, sus puntos de vista difieren uno del
otro, al igual que el de los afectados por la guerra. Para unos el total
perdón, para otros el odio, el resentimiento el rencor, lo imperdonable. En
este sentido, pienso que la apuesta de Faciolince radica en llevar al lector de
la mano por un relato, que hace que él se sienta identificado con esas posiciones
políticas de los afectados por la guerra. Me resulta chocante ver que hay
posiciones ultra conservadoras-tradicionales como las hay liberales. En cierta
medida, puede que esas posiciones lo dejen con un sabor amargo en la boca por
la impotencia de los personajes frente al conflicto. Considero entonces que lo
valioso de La Oculta reside en su
capacidad de contarle al lector impávido, los mecanismos de operar de la
guerrilla, los “paracos”; la transformación del pensamiento de una sociedad
para bien o para mal; el retrato de los actores del conflicto. Faciolince
entiende y es capaz de apropiarse de la manera de hablar de los paramilitares y
guerrilleros. Por todo ello, la narración le sacia esas ganas a uno de saber,
de enterarse de lo que no todos cuentan. Faciolince no solo incluyó esas
descripciones detalladas de los atentados y las maneras de operar de los grupos
armados, sino que además elaboró un relato histórico que antecede las experiencias
del conflicto. Me refiero acá a la fundación de Jericó y el linaje de los Ángel.
Esta extensa explicación de la fundación, considero puede prolongar
innecesariamente la novela y el lector no encontrará de gran utilidad que le
cuenten detalladamente la historia de un vasto grupo de gente heredera de una
tierra. Aquí creo que el autor se desvió de su tema central para a través de
Antonio, contar voz a voz la aburrida vida de unos campesinos con ideas de
formar un nuevo mundo (Jericó). Este desvío pienso no se relaciona casi en nada
con los inconvenientes familiares.
Antonio, el único
hombre de la narración, ofrece unos cortos pincelazos sobre esa guerra, está
más interesado en hablarnos sobre la historia del municipio, y menos con el
presente de la familia; Pilar y Eva, las hermanas, y que concuerdan conmigo, se
intercambian los diálogos y detallan los desgarradores relatos de las estafas
paramilitares por despojar fincas, los secuestros guerrilleros, las inmensas
cantidades que exigían a las familias por sus rescates y las amenazas de muerte.
Acá creo que reside uno de los puntos a favor del autor, supo darles una
personalidad distinta a sus narradores, Antonio es el partidario de centro y un
tanto modesto; Eva, la hija del medio, más liberada y con menos intenciones de
apegarse a su finca; Pilar, la representación de lo tradicional que busca
preservar la finca a como de lugar. Ellos irán contándonos los que los mueve
antes y después de la muerte de Anita para salvar o vender su finca. Todas
estas “anécdotas” es lo que considero lo “oculto” puesto que su narración tiene
un estilo cotidiano y no sublime, el lector se siente confidente de todos los
relatos. Puede que Faciolince como ya lo había hecho en El olvido que seremos, hable sobre los actos sanguinarios de los
grupos insurgentes, sin embargo, en esta nueva narración tiene la facilidad no
solo de narrarlos, sino además de ubicar ideologías en cada uno de esos
personajes acomodados que enfrentan el desencanto de la guerra. ¿Qué hacer entonces
con la finca luego de la muerte de Anita? devele leyendo La Oculta un mundo acomodado que también sufre la guerra. Tome
partido y juzgue usted mismo lo que los hermanos hicieron con la finca después
de la muerte de Anita.
Faciolince, Héctor Abad. (2015). La Oculta. Colombia: Alfaguara. 344 págs.
*Licenciado en español e inglés, Universidad Pedagógica
Nacional. Actualmente docente de inglés como lengua extranjera y estudiante de
la maestría en estudios literarios de la Universidad Nacional.
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