El teatro de la memoria


El teatro de la memoria.
Pablo de Santis.
Buenos Aires, 1963.

Por: José Ricardo Carvajal

“…No quiero explorar aquellos laberintos de la mente en medio de la incertidumbre y el azar, pero es inevitable…”


Martín Nigro es un neurólogo que recibe en el hospital R a un hombre que no sabe quién es. La preocupación por este paciente y la búsqueda de datos sobre su identidad, arrastrarán al joven médico a enfrentarse al siniestro Dr. Fabrizio, su mentor, maestro y amigo. Podríamos decir que la motivación fundamental de esta novela es la posibilidad de “influir” en la memoria de una persona, suprimiendo los recuerdos y hasta reemplazarlos. Sin embargo, la recreación de una historia en común y el descubrimiento del enigma que involucra al padre, al maestro, al paciente y su mujer, llevan a nuestro protagonista a través del laberinto de la memoria, en donde el espacio alcanza un protagonismo tan intenso como lúgubre. Las salas subterráneas, los sectores a medio construir de La Fundación, son partes de una máquina incompleta que está en proceso de construcción y al mismo tiempo de destrucción. Éstos y más, son recursos tanto ayudantes como oponentes del vertiginoso relato que tenemos entre manos.

El planificación de un laberinto en la construcción del edificio en donde funciona la Fundación evidencia la obsesión por el conocimiento que poseía al arquitecto y el diseñador del mismo (el padre del paciente y el maestro, respectivamente). Ambos esperaban albergar en cada uno de sus espacios (habitaciones) una parte de la realidad, pero al final, en estos lugares constituyeron, para la desazón de sus creadores, una serie de palimpsestos cifrados que como artefactos de la locura. Espacios que consumieron a quien osó entrar en ellos y en el centro del cual se forjaba un laberinto, donde el minotauro aguardaba paciente para devorar a sus víctimas: en pocas palabras una máquina inconclusa y sedienta de recuerdos.

Durante la lectura de esta re-presentación nos abordan ciertas preguntas recurrentes que van desde el cómo nos construimos, hasta cómo es nuestra relación con la realidad, pasando también por temas como el amor, el contacto social, las cosificación de las relaciones y los constructos de la memoria. Con un tinte de novela de aventuras y novela gótica, este libro recrea las pasiones ineludibles de nuestra época, los enigmas, el sujeto fragmentado, la imposibilidad de reescribir la existencia en el estar en el mundo y finalmente evitar la muerte, dando cuenta de una condición histórica, de una constitución temporal, de una construcción de un discurso cuyo referente inmediato es la realidad, ya sea ficcional –ideal– o vaporosa, en la cual el sujeto se encuentra habitando el ahora, desde la imposibilidad del conocimiento.

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