Demasiados héroes
Por Edwin Cubides
Esta novela de la escritora colombiana Laura Restrepo intenta reconstruir, a través del diálogo y los recuerdos, la historia de una joven colombiana que se encuentra militando en los grupos en contra de la dictadura argentina de Videla, así como construir la identidad de un joven adolescente que se dirige a Buenos Aires en busca de un padre que ha sido la figura de un fantasma, de una voz que se ha construido a través de otras voces. La novela lo intenta pero no lo logra.
Lorenza y Mateo son los personajes que establecen un diálogo intenso, hilarante y cotidiano, en donde la voz de Lorenza sobresale por ser la madre de Mateo y quien le va narrando a su hijo adolescente los acontecimientos que sucedían en la Argentina a finales de los 70`s, en los que ella fue protagonista. Lorenza le va construyendo a su hijo Mateo el escenario en donde conoció, vivió y se enamoró de su padre, un hombre que es como un fantasma, que abandonó a su hijo a los dos años de edad, después de lo que se denomina en la narración el “episodio oscuro”: el aparente secuestro de Mateo por parte del padre a los dos años de edad.
Las primeras páginas de la obra de Laura Restrepo abren el enigma del “episodio oscuro”, y abren también el diálogo de Lorenza y Mateo que es el que da estructura a la obra. Al principio, el diálogo permite una interesante búsqueda que va más allá de la de Mateo por su padre y que puede transformarse en la búsqueda de una identidad, que se construye a través de los recuerdos, aunque ajenos. Los recuerdos que tenía de su padre en realidad no los tenía él, sino que los tenía su madre, y tener que estar preguntándole a ella era peor que andar pidiendo prestado el cepillo de dientes. (41) Pero esa búsqueda se pierde en los remembranzas de Lorenza y en su necesidad de realizar una catarsis a través de la escritura, de contarle (a Mateo, al lector, a un psicoanalista) a un receptor la historia personal de su vida en la militancia en contra de la dictadura argentina. La voz de Mateo, hijo de Lorenza, se pierde en reclamos casi que automáticos provocados por las sugerencias de su madre.
El diálogo le permite a la escritora bogotana establecer una serie de relaciones y contradicciones que podrían resumirse en un problema generacional. Dos voces construyen la obra, la de Mateo, el adolescente arquetípico del siglo XXI al que no le interesa ni la historia latinoamericana, ni las ideologías, ni las revoluciones sino que está interesado únicamente por el Play Station, esquiar, y por los Rolling Stones. Lorenza, en cambio, centra todo su discurso en una inútil y constante reprimenda hacia su hijo y el recuerdo de su vida revolucionaria. A pesar de ello, la voz de Mateo nunca sobresale, y toda la obra podría resumirse en el recuerdo nostálgico de una ex – revolucionaria, escritora exitosa, y su paso por la militancia.
La novela es un intento de doscientas sesenta páginas por involucrar al lector con un pasado, en donde una voz monolítica cuenta sus aventura y desventuras. Es una narración que entretiene, que distrae y atrapa al lector por la facilidad de su lenguaje, pero que deja muchas expectativas que tal vez no se cumplen. Algunos aspectos que podrían ser interesantes, como la búsqueda y la construcción de la identidad a través de un collage de voces ajenas, la relación y el conflicto con la realidad de dos distintas generaciones o la barrera comunicativa de una madre con su hijo, se quedan vacíos y opacados por el tema que abarca toda la obra, y terminan siendo tan solo intentos...
Esta novela de la escritora colombiana Laura Restrepo intenta reconstruir, a través del diálogo y los recuerdos, la historia de una joven colombiana que se encuentra militando en los grupos en contra de la dictadura argentina de Videla, así como construir la identidad de un joven adolescente que se dirige a Buenos Aires en busca de un padre que ha sido la figura de un fantasma, de una voz que se ha construido a través de otras voces. La novela lo intenta pero no lo logra.
Lorenza y Mateo son los personajes que establecen un diálogo intenso, hilarante y cotidiano, en donde la voz de Lorenza sobresale por ser la madre de Mateo y quien le va narrando a su hijo adolescente los acontecimientos que sucedían en la Argentina a finales de los 70`s, en los que ella fue protagonista. Lorenza le va construyendo a su hijo Mateo el escenario en donde conoció, vivió y se enamoró de su padre, un hombre que es como un fantasma, que abandonó a su hijo a los dos años de edad, después de lo que se denomina en la narración el “episodio oscuro”: el aparente secuestro de Mateo por parte del padre a los dos años de edad.
Las primeras páginas de la obra de Laura Restrepo abren el enigma del “episodio oscuro”, y abren también el diálogo de Lorenza y Mateo que es el que da estructura a la obra. Al principio, el diálogo permite una interesante búsqueda que va más allá de la de Mateo por su padre y que puede transformarse en la búsqueda de una identidad, que se construye a través de los recuerdos, aunque ajenos. Los recuerdos que tenía de su padre en realidad no los tenía él, sino que los tenía su madre, y tener que estar preguntándole a ella era peor que andar pidiendo prestado el cepillo de dientes. (41) Pero esa búsqueda se pierde en los remembranzas de Lorenza y en su necesidad de realizar una catarsis a través de la escritura, de contarle (a Mateo, al lector, a un psicoanalista) a un receptor la historia personal de su vida en la militancia en contra de la dictadura argentina. La voz de Mateo, hijo de Lorenza, se pierde en reclamos casi que automáticos provocados por las sugerencias de su madre.
El diálogo le permite a la escritora bogotana establecer una serie de relaciones y contradicciones que podrían resumirse en un problema generacional. Dos voces construyen la obra, la de Mateo, el adolescente arquetípico del siglo XXI al que no le interesa ni la historia latinoamericana, ni las ideologías, ni las revoluciones sino que está interesado únicamente por el Play Station, esquiar, y por los Rolling Stones. Lorenza, en cambio, centra todo su discurso en una inútil y constante reprimenda hacia su hijo y el recuerdo de su vida revolucionaria. A pesar de ello, la voz de Mateo nunca sobresale, y toda la obra podría resumirse en el recuerdo nostálgico de una ex – revolucionaria, escritora exitosa, y su paso por la militancia.
La novela es un intento de doscientas sesenta páginas por involucrar al lector con un pasado, en donde una voz monolítica cuenta sus aventura y desventuras. Es una narración que entretiene, que distrae y atrapa al lector por la facilidad de su lenguaje, pero que deja muchas expectativas que tal vez no se cumplen. Algunos aspectos que podrían ser interesantes, como la búsqueda y la construcción de la identidad a través de un collage de voces ajenas, la relación y el conflicto con la realidad de dos distintas generaciones o la barrera comunicativa de una madre con su hijo, se quedan vacíos y opacados por el tema que abarca toda la obra, y terminan siendo tan solo intentos...
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