Entrevista a Danilo Moreno

Entrevista con el escritor Danilo Moreno, autor de la novela Bajo la piel de Channel, reseñada en Mohan.


César López: Danilo, leo en las solapas de tu novela que eres un académico, pero me gustaría que me dijeras quién es Danilo el escritor, el ser humano.


Danilo Moreno: Mi respuesta es breve, porque yo creo que uno no debe decir tanto quién es, pero yo creo que soy un vicioso de las letras.
Las letras tienen varias formas en que uno va amándolas y queriéndolas… Una en los textos que más quiero, que amo y me han servido para ser lo que soy y, por otro lado todos los días, sin parar escribir; en un intento de crear, en un intento de hablar con esos personajes que uno va creando y ya no suelta y creo que en eso me la paso…

C.L: Bueno, y entonces, ¿por qué escribir?

D.M: Mis palabras recogen muchas de las respuestas que he leído. Para mí, la escritura es más que una forma de vida, es decir, escribo porque si no escribiera no tendría sentido la vida… Yo escribo porque soy un convencido de que uno debe liberarse de todos esos demonios, sacarlos y ponerlos en la escritura, hacer catarsis… Sentir que un día uno ama su novela y sentir que otro día es una mala novela, y creo que todas esas luchas tienen sentido porque se le encuentra gran sentido a la vida. Además vale la pena escribir porque atesoramos grades escritores y vale la pena pensar que uno algún día puede escribir una línea digna de alguno de nuestros maestros.
Escribir me libera, le dedico mucho tiempo en la vida y, como todos los vicios requieren terquedad, requiere disciplina y requiere mucha dedicación. Sobre todo en este género, esto de la novela es otra cosa, es un género que requiere de mucha disciplina, casi que tejer o coser. Yo sí creo en esto de la artesanía, es decir creo que esto es un arte-sano.

C.L: ¿Cuál fue su mayor influencia para optar por la escritura?

D.M: Yo creo que escribir no se elige, no tengo un día en que allá tomado una decisión así. No me gusta hablar en pasado… Qué me influye hoy: ¡Rulfo! Me parece que es el escritor más importante del siglo pasado, es increíble… En cien años quedarán pocos nombres, pero el de Rulfo quedará intacto. En esas doscientas páginas, que leo y releo, me parece que hay demasiado, pero creo que, sin ser cerrado, alguien que quiera escribir tiene influencia de todos los escritores que le antecedieron.

C.L: En este momento, si usted hace un balance, ¿la escritura realmente ha aportado algo a su vida? ¿Ha valido la pena?

D.M:
¡Sí! Mil veces, cada momento ha valido la pena… Esta mañana ha valido la pena. Esta mañana estuve metido en el oficio, yo me levanto muy temprano todos los días y estoy muy metido en la obra. Vale la pena, como en el poema de Constantino Petrou Cavafis: vale más el recorrido que la llegada, vale más el camino a Ítaca que Ítaca. Y en este caso, ha valido la pena porque se publicó una novela, es gratificante, es bueno, pero va más allá; vale la pena por el camino, todos los días aprendes de tu intento, te reconcilia por dentro, en muchos vacíos de mi vida mi única salvación es la escritura como un adicto que requiere de su objeto de adicción. Vale la pena por todo lo simbólico y lo que acontece alrededor del proceso de escritura, aunque nunca en términos económicos…

C.L: Sumercé, ¿cómo escribe? ¿Cuáles son sus hábitos?

D.M:
Primero, escribo de pie, escribo parado. Lo supe a partir de la anécdota que me contó un amigo de Hemingway escribiendo de pie. Aunque también escribo acostado, sentado. Mi momento ideal para escribir es de pie frente a la obra, frente al intento.

Cuando uno arranca a escribir se comparte la necesidad del vicioso. Si no escribo no caliento mis manos, en mi vida nunca he parado, aunque no siempre escribo narrativa.

En cada uno de los textos debo cuidar cada palabra, como en el caso de Channel. Pero si yo me meto en un personaje, y convivo con el personaje durante nueve años, tengo el personaje.

Amo a Rulfo por cómo suena, y en palabras de Guillermo Cabrera Infante, lo importante no es como está escrito, sino como suena. Toda mi escritura ha pasado por procesos de lectura en voz alta. Y esto pasó con Channel muchas veces, pasó por la mano de muchas mujeres: mis primeras correctoras de estilo…

Los cuentos de Rulfo han sentenciado este proceso, en especial "Diles que no me maten", "No oyes ladrar los perros" y "Luvina".

C.L: ¿Cómo escoges tus temas? ¿Cómo escoges tus personajes? ¿Cómo escoges los recursos que utilizas? ¿Cómo das forma a tu historia?

D.M:
Bueno, hay una cosa que otros ya la han dicho… Yo creo que los temas lo van persiguiendo a uno. Se combina el deseo que se tiene con el gran tema: literatura y ciudad, o que podría llamar comunicación, arquitectura y ciudad, aunque no me gustan los géneros.

Yo creo que los temas van haciendo parte de la vida. Pero en mi caso, tiene que ver con el testimonio de época, yo creo en esa función del escritor. Yo creo que Rulfo es un gran cronista de su época y eso me lo podría refutar alguien y yo igual lo afirmaría.

En el caso de Channel, desde que empecé a recorrer lo que llaman el submundo, oscuro, lascivo y quizás sórdido de las putas, me parece que no tiene una historia, tiene mil historias, es decir, hay demasiadas historias, y en el caso de Channel se trataba de no caer en el esquema de un tema tan tratado.

C.L: ¿Por qué te decides a plantear una novela tan intimista? Podrías haber usado la tercera persona para dar otro punto de vista a la historia de esta puta moza. ¿Por qué una novela en primera persona?

D.M:
Ocurrieron cosas muy bellas. Yo nunca había escrito una novela, había escrito cuento y algunas obras académicas, pero esta fue mi primera novela. Algún día tuve un título, Bajo la piel de Channel, y dije "esto no es un cuento, tiene que ser una novela". Luego de esto me llevó seis meses para tener el párrafo inicial. Y bueno, pasa por la vida, Channel no existiría si no hubiesen pasado muchas cosas en mi vida.

Cuando tiene un título y un párrafo tienes dos cosas claves, y creo que el escritor siempre está dudando, pero cuando no duda sabe que tiene una novela. No dudé en meter otra voz y no dudé porque yo quería que ella, Channel, narrara toda la novela, que se tomara todo el escenario.

Alguna vez en un seminario con Gay Talese vi a esta mujer desnuda, frente al espejo, fumando en el escenario. Esta mujer que concebí reescribió toda la novela. Luego estuvo la cuestión del tiempo, tenía que ser una novela corta… en primera persona. Esta voz de mujer me pareció espectacular, como gime, como habla, como huele.

C.L: Yo creo que en los últimos años se ha acentuado un lugar común en la escritura de nuestros connacionales y es el tema de la violencia. Tú tenías la posibilidad con este personaje de caer en estos temas: una joven, provinciana, marihuanera, puta en el barrio Santafé, lo cual considero un bello gesto, y me preguntaba, ¿cómo surgió este trato narrativo?

D.M:
No quería una literatura periodística ni montada en lo espectacular de la realidad colombiana. Nunca me pareció que los escritores deban reflejar el tema de la violencia porque las industrias culturales lo demanden, existe por tanto una pobreza estilística y temática… Lo otro que siempre me ha interesado es indagar en la psicología de los personajes, que permite ver un personaje redondo, recuerdo ahora Crimen y castigo de Fiódor Dostoyevski, eso es meterse con el personaje.
"Yo escribo a partir de personajes. Para que
 huela a Channel he tejido los olores de
muchas mujeres. Huele también a amor, a
nostalgia; tanto para Santiago como para
mí es una mujer que ya no está, que
ahora es pública."
Por tanto, saliéndose de la representación esquemática de la prostituta que es violentada y no le gusta putiar, pues a Channel le gusta. Entonces se trataba de indagar en la psicología de una prostituta que le gusta su oficio y ser amada. Y si uno va al barrio Santafé hay más historias como estas, de putas que les gusta, más que como las que reflejan la literatura que ha tratado esquemáticamente el tema. Mi meta fue cruzar los mundos del psicoanalista con la puta del barrio Santafé y romper los dos estereotipos. Las historias mínimas, yo creo mucho en eso… 
C.L: ¿Cómo se construye una voz y un personaje femenino?
D.M: Con mucho trabajo. Con mucha vocación y convicción. Creo que en ese primer párrafo estaba el tono, pero pudo haber sido una cuestión de suerte. Entonces requerí de muchas lecturas de mujeres, la leyeron en La Habana, la leyeron en el barrio Santafé, y cada lectura le agregó una voz, y Channel tiene tejidas muchas voces. A mí me encanta la idea de tejer con la escritura.
Construir un personaje femenino me costó mucho y, afortunadamente, hoy, un año después de su publicación, no he encontrado ni en las reseñas más críticas que duden del personaje. 

C.L: Bueno, Danilo, para terminar esta entrevista, dime ¿a qué huele bajo la piel de Channel?
D.M: Huele a rico, diría ella. 

Yo escribo a partir de personajes. Para que huela a Channel he tejido los olores de muchas mujeres. Huele también a amor, a nostalgia; tanto para Santiago como para mí es una mujer que ya no está, que ahora es pública. 

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