Sombra de nubes rojas y otros escritos divagantes.
Gómez Díaz "Mateo", Alexander. Sombra de nubes rojas y otros escritos divagantes. (Sic) Editorial, Bucaramanga, 2008.
Por Pablo Rátiva
La lluvia se siente caer por los ventanales de los tiempos. El tiempo en tanto escribe sus historias de amor y de desamor por los dedos de Alexander Díaz Gómez” Mateo”. Las aventuras que el tiempo y los paraguas le cuentan han sido puestas en órbita por él en un libro llamado Sombras de nubes rojas y otros escritos divagantes. En él, el autor explora las conexiones perdidas entre los yos, que atraviesan la ciudad y el cyber-campo, sin saberse si dejan o no las huellas que sus sentimientos piden. Alrededor de las huellas y de los caminos que no se sabe si se desconocen o han sido recorridos tantas veces que se han perdido el escritor construye un libro que utiliza variados géneros para dar voz a sus personajes: pequeños cuentos, prosas poéticas, poemas y diálogos.
Conocí a Mateo contando cuentos en La Perola (espacio de Narración Oral de la Universidad Nacional sede Bogotá). De no haber sido así igual me hubiera enterado de su quehacer con la palabra oral pues en los agradecimientos el escritor nos deja en claro la proveniencia de su actividad con la palabra. Cuando lo escuché por primera vez contaba una historia medieval y yo me asombraba de cómo construía a través de su gesto y su palabra el ambiente en el que la historia ocurría manteniendo a sus espectadores colgados de la palabra. Esto es quizá lo más interesante en este libro pue,s en él, un trabajador de la palabra oral juega con la palabra escrita y las formas en las cuales las dos se encuentran, y consigue hacer pasar un poco de la rítmica y de la intención de la oralidad al territorio de lo escrito.
El autor había publicado en 2005 un libro llamado Divagabundia con la misma editorial, y el texto aquí reseñado es, de alguna forma, una continuación de este libro. Esta relación es mencionada en el título, y es justo señalarla pues, aún con distintas obsesiones, un estilo y una forma de nombrar acompañan a los dos libros, sin hablar de que comparten estructuras y vías de experimentación con el lenguaje. Algunos ejemplos de ello son los significados de las palabras con los que el autor juega, la forma en que ellas se resignifican cuando aparecen divididas por un guioncito como fue-ego, o cuando son nombres de personajes como Mono y Logos. A partir de estos juegos se impulsa un ir por las palabras que en ocasiones se decide más por el objeto rítmico que por el sentido y en ocasiones busca solamente generar un ambiente o una sensación (como en todos los libros y en todos los lectores, esto a veces se logra y a veces no).
Hay una raigambre cultural intensamente puesta en escena en Sombra de nubes rojas, y ésta es probablemente su mayor fortaleza, el ambiente citadino del quehacer de la cotidianidad se siente desde la primera página, desde los agradecimientos, desde la llamada clave de acceso (especie rara e ignota de introducción) que cuenta una hazaña cómica del autor típica de un conjunto cerrado. Los relatos y disertaciones incluidas en el libro son hechos por personajes que viven la Bogotá actual y que se piensan su lugar en el mundo (también en el mundo de las palabras) desde una perspectiva urbana y actual, pero que la poetizan sin buscar los lugares comunes de la oralidad cotidiana, eludiendo incluso, de manera evidente, la imitación y el realismo y más bien entrando en una especie de conciencia desde la cual su estar en el mundo se ve confrontado en la palabra. Desde esta conciencia, la palabra toma un lugar preponderante y el lenguaje, muchas veces barroco, se pone en primer plano.
Dos elementos simbólicos aparecen continuamente en el libro: la llave y el candado. Con ellos el escritor pone al lector en ocasión de entrar o no, de participar o no (incluso llega a dejarle la misión de completar el relato que le da título al libro). La invitación está hecha, estimado, usted verá si entra o no.
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