Estética de la contra-institucionalidad en tres novelas de Patrícia Melo
___________. (2000) Elogio de la mentira. Barcelona: Grijalbo Mondadori. 205 págs.
___________. (2003) Infierno. Barcelona: Editorial Lumen. 408 págs.
Por Fabián Díaz Consuegra
Patrícia Melo (1962), quizás junto a Luiz Ruffato, es una de las figuras más importantes de la literatura brasilera contemporánea. Considerada por Times entre los “50 líderes latinoamericanos para el nuevo milenio”, la narradora, dramaturga, guionista de cine y series de televisión carioca, ha ganado los premios Jabuti de Literatura en su país, el Prix Deux Océans en Francia y el Deutscher Krimi Preis en Alemania. Sin embargo, su obra es casi desconocida en Colombia y aún no ha sido editada en América Latina; Killer (1997), Elogio de la mentira (2000) e Infierno (2003), son las tres novelas disponibles por editoriales catalanas para el lector en español.
Killer, su novela más representativa –traducida al inglés, francés, noruego, español, alemán e italiano, y adaptada al cine por Rubem Fonseca bajo el titulo de O Homem do Ano (2003)–, cuenta la historia de Máiquel, habitante de la periferia de San Pablo, quien luego de perder una apuesta en un juego de fútbol debe pintar su cabello de color rubio; su transformación física interviene en su personalidad y el joven se involucra en una cadena de fatalidades que lo convierten en un criminal brutal.
Infierno, cuya historia transcurre en las favelas de Rio de Janeiro, narra la carrera delincuencial de un adolescente llamado Reizinho quien en medio de intrigas y traiciones se apodera del tráfico de drogas en los “morros”; sin embargo, debe huir hacia el norte de Brasil y meses más adelante, en su retorno a la favela, asiste a la peor derrota que puede experimentar un traficante: su organización ha sido desarticulada, su gobierno del morro derrocado, y su presencia en las calles del “Berimbaú” es inadvertida por sus habitantes.
Elogio de la mentira, cuya temática se distancia de la marginación social en torno a la favela brasilera, es una novela que ha sido identificada, con cierta ligereza, con la tradición literaria de la novela negra. José Guber, su protagonista principal, es un escritor de “romance policial”; su nueva novela requiere información sobre las serpientes venenosas y es así como conoce y se enamora de Fulvia Melissa –empleada del Instituto Sueroterápico Municipal–, mujer seductora que lo involucra en el crimen de su esposo. Sin embargo, la ficción va más allá de los laberintos pasionales de la novela policial y realiza una crítica mordaz del mundo editorial de nuestros días ya que narra el tortuoso camino que recorre José Guber para obtener la publicación de su obra literaria.
Si bien es cierto que las novelas citadas tienen algunas características tanto de la novela urbana y de violencia (Killer e Infierno) como de la novela negra (Elogio de la mentira), lo cierto es que la narrativa de Patrícia Melo supera notablemente la estrechez de tales categorizaciones. Más allá de las historias de asesinos, favelas y marginación social, de intrigas amorosas, infidelidades y crímenes perfectos, su novela ofrece al lector, en una narrativa vibrante, una prosa ágil y sobria, sin decoro ni ornamentaciones, un entramado sistema de valores que confronta por un lado la institucionalidad de una sociedad organizada y por otro lado la complejidad de sus fronteras marginales y porosas.
Es así como en la favela de Rio de Janeiro, en Infierno, opera una forma de contra-institucionalidad que se sostiene en autónomas y eficaces valoraciones morales, sociales, políticas y religiosas, invisibles e incomprendidas por parte de la caricaturizada institucionalidad brasilera; en Killer, entendemos la raíz de la violencia urbana a través de un régimen que, desde la ilegalidad, ha construido una sólida estructura delincuencial cuya legitimidad proviene principalmente de las altas esferas de la sociedad brasilera; en Elogio de la mentira, las relaciones sentimentales que giran en torno a manifestaciones tradicionales tales como la monogamia, la familia y la fidelidad, son rebajadas y reemplazadas por una consuetudinaria valoración del libertinaje y el desarraigo; además, encontramos la forma como aquel mundo literario atrapado en convencionalismos retóricos y misticismos tradicionales desaparece ante la expectativa dictatorial de los editores quienes imponen al oficio literario, por medio de criterios del mercado, ficciones vacuas, superficiales y previsibles que despojan al escritor de cualquier tipo de iniciativa creadora: la literatura de superación personal.
La novela de Patrícia Melo –su estilo, su contenido, la sorprendente claridad sobre la realidad actual, la ausencia de un tratamiento obsceno de la sangre–, nos ofrece una interesante perspectiva sobre el presente de una literatura que, como la brasilera, se ha consolidado con plena soberanía en el ámbito de la literatura universal. Sus planteamientos sobre la sociedad contemporánea quiebran cualquier tipo de fronteras localistas e incluso regionales; la dramática situación de los “morros”, de las favelas de Rio de Janeiro, interpretan la fatalidad latinoamericana de la actualidad: grandes ciudades latinoamericanas de México, Argentina, Venezuela o Colombia en cuya periferia prospera campante el conflicto social como una auto-negación de la modernidad.
Pero Patrícia Melo es una escritora universal porque explora la pasmosa naturalidad en la forma como opera la violencia urbana y sus métodos para-estatales, realidad que puede ubicarse de igual forma que en San Pablo, en Moscú, Los Ángeles o Madrid; la decadencia moral del sistema de valores judeocristiano –evidente a través de la deficiente interpretación que las religiones realizan de la sociedad actual–, que se puede rastrear con facilidad en cualquier lugar de la cultura occidental. Finalmente, la obra de Melo nos ofrece una mirada a la difícil situación que experimenta el genio artístico en tiempos de la industria cultural, que lo convierten en un sujeto subordinado por un mercado editorial opresivo y un público enajenado por la euforia colectiva no de un país, región o continente, sino de la globalización.
Estos rasgos, evidentes en Killer, Infierno y Elogio de la mentira, ubican a Patrícia Melo entre las figuras más importantes de la literatura ya no brasilera o latinoamericana sino universal, razón suficiente para acercarse a su producción literaria.
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