Por: Manuela González Morales.
Este libro parece ser el antecesor
de uno de sus libros posteriores que se titulará Los animales domésticos y electrodomésticos (1996), ya que vemos
una descripción de los objetos de una casa. En este caso, los objetos son
veintitrés y parecen un poco inconexos: ya que van desde algo tan pequeño como
un cepillo a algo tan grande como un armario, o desde lo concreto del ladrillo hasta
lo inaprehensible del fuego. Podríamos decir que no nos describe los objetos
que constituyen una casa sino que nos construye la casa desde lo más básico
hasta lo más íntimo. Por ello los objetos-personajes, se introducen a medida
que se vuelven una parte constituyente de la casa.
Las narraciones remiten
constantemente a un contenido social e histórico que sin duda pretende apelar
al lector para que reconozca y tome una posición sobre su pasado. Muchos de los
relatos mencionan la apropiación de criaturas fantásticas por los europeos, o
por el hombre en general, que conlleva a la alienación de las mismas para
convertirlas en objetos comunes y corrientes, y que al final desemboca en el
deterioro y eventual extinción de algunas de estas fantásticas criaturas. Sin
embargo, el narrador no sólo se refiere a objetos pues, al intentar capturar el
espíritu y vitalidad de los mismos y hacer constantes referencias a la pérdida
de la cultura; el narrador espera que el lector extrapole estas denuncias a su
realidad.
La obra es bastante esquemática,
dado que para cada uno de los objetos tenemos un capítulo y una ilustración.
Sin embargo, los objetos se relacionan entre sí mientras cobran vida, sus
orígenes se interrelacionan y alcanzamos a involucrarnos en la fantasía de su
existencia. Además, como consecuencia de esta intención de generar conciencia,
las ilustraciones de Friedemann reflejan no sólo la vitalidad sino la hermosura
que el narrador quiere que veamos en estos personajes. Definitivamente, es un
texto que por su tono mítico y, también por su contenido, quiere generar en el
lector reflexiones sobre su pasado y su presente.
En mi opinión la construcción de
este texto lo conduce a una unidad mejor lograda que la del ya mencionado Los animales domésticos y electrodomésticos,
pues aquí vemos una auténtica construcción que en ningún momento nos lleva a
pensar en que es un texto sin narratividad alguna o que sus límites son
descriptivos. Por lo tanto aunque es un libro anterior al de los animales
domésticos, y menos popular, lo encuentro más recomendable y entretenido.
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*Autor: Celso Román
Ilustraciones: Nancy Friedemann
Editorial: Carlos Valencia Editores
Año de publicación: 1988
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