Por: Sebastián González Saavedra


¿De qué manera supiste que debías expresarte a través de los libros?

En mi búsqueda de la imagen, fue en la biblioteca pública, en la sala infantil, en donde encontré libros infantiles y me di cuenta que lo que quería era dedicarme a la ilustración y a contar historias. Fue el inicio de mi trabajo como ilustrador. 

¿Qué tenían en particular los libros infantiles respecto a otros libros enfocados en la imagen como libros de arte u otros que no estuvieran destinados a un público infantil?

La gráfica infantil es muy expresiva y muy variada. Tiene muchas campos de acción. En la parte expresiva gráfica es muy libre; no se rige a un estilo de dibujo anatómico o realista, por ejemplo, sino que tienes una variedad amplia de posibilidades: si quieres rasgar un papel y pegar, si quieres poner un objeto y darle vida a ese objeto, si quieres trabajar con muchas formas geométricas. Entonces tienes muchas posibilidades para crear personajes, escenarios. Y creo que al ver esos libros y posibilidades me dije: esto me encanta. Además está la narrativa. En un libro de “cómo pintar al óleo” pues no veo cómo contar una historia, y es algo que me interesaba mucho, contar historias. 

¿Por qué narrar por medio de la imagen?

Pensando en un público infantil, creo que la imagen de algún modo hace que ese público se acerque más rápido a la narrativa, veo que a los niños les encantan las imágenes. Y si puedo contar historias, puedo añadir información y dar un mundo más amplio que el de las letras. La imagen potencia, maximiza, la narrativa. Las imágenes tienen mucha potencia a la hora de contar historias.

¿Tienes un estilo propio?

Me gusta que cada libro sea distinto y que, de algún modo, cada libro tenga su propio estilo. Voy cambiando el estilo en cada libro, tanto en la forma de narrar como en la forma de mostrar.

¿Cómo es el proceso creativo de tus libros?

Cada libro tiene un proceso distinto: hay libros en los que empiezo escribiendo, otros dibujando, otros a partir de una idea de una libreta de bocetos.

¿Cómo fue este proceso en tu libro Dos pajaritos?

Fue un dibujo que hice de un pájaro, luego lo pinté y lo puse en un árbol. En seguida me di cuenta que necesitaba de otro pájaro al otro lado del árbol, y al tener esa ilustración empecé a pensar que algo tenía que pasar con estos dos pájaros y así se fue dando la historia. 

Pensando en la idea del libro álbum como un género en construcción, ¿qué importancia ves en el libro álbum?

A mí me interesa mucho pensar en el libro ilustrado, en las posibilidades que tiene la ilustración en la literatura y que tiene dentro del libro, entonces creo que el libro álbum es un tipo de libro ilustrado, pero creo que hay muchos libros ilustrados que tienen la posibilidad de narrar, de contar historias. Me interesan las posibilidades de la ilustración, no solo la relación entre imagen y texto, sino otras características, otras posibilidades que puede haber en esa relación entre texto e imagen.

¿Con mayor inclinación hacia la imagen?

Pues depende, pienso más en los libros. Si un libro requiere más potencia en el texto que la imagen pues rico, y si más potencia en la imagen que en el texto también. Pienso más en la importancia del libro y en lo que el libro quiere contar, más allá de que el texto y la imagen jueguen. Cada libro va pidiendo ese juego en cualquiera de los dos lenguajes.

¿Qué posibilidades consideras que tiene la imagen respecto del texto?

La imagen tiene demasiados elementos que son contundentes y de primer impacto. Esto hace que de algún modo la imagen tenga una contundencia muchas más rápida y eficaz que el texto.

¿Cuál es su opinión sobre el panorama de la literatura infantil en Colombia?

Va creciendo. En Latinoamérica hay potencias como Brasil, Argentina o México, y Colombia aunque no está al mismo nivel de estos, va creciendo y está bastante bien comparado con otros. Cada vez hay más conocimiento de los autores de libros, cada vez hay más libros y se están haciendo cosas muy buenas.

¿Consideras que es diferente escribir para un niño o un adulto?

Desde mi perspectiva como autor no habría diferencia, digamos que hago libros y estos están abiertos a cualquier público. No tengo problema en distinguir públicos, me gusta más bien hacer libros.

Si una editorial ubica tus libros en un mercado concreto como lo es el de los libros para niños, ¿coincides con esta decisión? 

De algún modo me toca. Mi trabajo es escribir, dibujar, pero mi trabajo no es el comercial, dejo que eso lo hagan los que saben. Prefiero dejar que la editorial se encargue de la parte comercial, de ventas, distribución y cada editorial tiene su modo de operar. Entonces si decido trabajar con determinada editorial, estoy decidiendo permitir que ellos trabajen con mis libros de la manera que ellos crean conveniente. 

Si en determinado momento sabes que tus libros están destinados a un público infantil, ¿por qué escribir para un niño?

Me gusta la idea de acercarme a diversos públicos, pero también que sean los niños quienes se acerquen a mis libros. Me parece rico saber que les puedo aportar algo o hacer que se diviertan, me gusta la idea de que pasen cosas con el libro. No pretendo enseñar nada, ni moralizar, ni dar una lección, nada. Simplemente hago los libros y cada quien interpreta, los disfruta, hace lo que quiera con ellos.

¿Consideras que un escritor de literatura infantil tendría algún deber frente a los niños?

El principal deber que tenemos es no subestimarlos. No infantilizar las historias, ni tratar al niño como un ser inferior o algo así. Por eso está bueno no tener un público definido en la mente porque puede llegar a caer uno en esos estereotipos, en esas formas de trabajar en la que uno infantiliza y de repente uno habla de los “muñequitos” y el “animalito” en la que uno sin tener un mensaje contundente detrás o una historia que valga la pena contar. No subestimar al lector es lo más importante. 

¿Consideras que la moral y la pedagogía juegan un papel importante en la literatura infantil? 

Pues creo que nosotros como autores hacemos los libros y no estamos pensando ni en moralizar, ni enseñar. Pero pienso que de algún modo son herramientas que puede agarrar un maestro o los promotores de lectura, gente que trabaja con los libros, entonces está bueno que los libros sirvan para lo que tengan que servir.

En tu posición como autor, ¿consideras que existen temas que se deben o no tratar con los niños en los libros?

Yo creo que los temas están ahí para ser tratados, todos. La cuestión es saber cómo los tratas, la manera en la que eres sutil con algunas cosas o sabes contarlas.

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