Por: Valeria Alejandra Berón Cerón


Las “primeras veces” suelen ser aterradoras, y más aún cuando se trata del primer día en el colegio. Gregorio, protagonista de Que no me miren, siente que se vuelve invisible cada vez que le toca enfrentarse con el mundo, ya sea soplando las velas de su ponqué de cumpleaños, saludando a los desconocidos en el ascensor de su edificio o respondiendo las tortuosas preguntas de la profesora. Gregorio desaparece, “¡Puf!, ¡Magia!” se vuelve nadie.


En este libro infantil, el escritor Ricardo Silva Romero, por medio de un juego del lenguaje, construye poemas alfabéticos en los que el humor es su aliado, y un niño de cinco años, el narrador. La historia inicia con la angustia que siente Gregorio al pensar que todas la miradas de sus compañeros estarán sobre él cuando llegue de último a la clase. La angustia del personaje se intensifica cuando aparece la profesora que, transformándose en arpía, le ordena a Gregorio que le cuente a todos cuál es su nombre y que recite el alfabeto.

A medida que menciona cada letra, Gregorio nos lleva a través de sus temores y recuerdos. Por medio de digresiones, nos cuenta acerca de su hermano Horacio, del horroroso momento el que se vuelve invisible y desaparece de su silla, de lo que significa para él la palabra “jurar”. 

No hay que olvidar las ilustraciones de este cuento, ya que sin ellas la percepción de la historia cambiaría. Aunque este no es un libro-álbum, sino un cuento ilustrado, el mundo que dibujaron Daniel Gómez Henao y Clara Gómez Viera es especialmente expresivo y un poco confuso, en el que se mezclan dibujos realistas fantásticos, con dibujos más sencillos y hasta con ilustraciones que parecen hechas por niños. Las imágenes de este libro me llevaron a pensar es un primer día de clases, oscuro y perturbador, con una profesora de alas negras que vuela sobre sus alumnos escuchándolos llorar y las caras de los niños deformadas por el sufrimiento de dejar sus casas por unas horas. Creo que, como Gregorio, yo también hubiera desaparecido, aunque fuera solo por un instante.

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*Autor: Ricardo Silva Romero
Editorial: Tragaluz
Ilustradores: Daniel Gómez Henao y Clara Gómez Viera

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